Hoy en el Día Mundial de los lagos queremos compartir con nuestros lectores y conocer por qué estos reservorios naturales son importantes en la sostenibilidad ambiental y el bienestar humano.
El valor de los lagos está en que aportan multitud de soluciones a las necesidades del humanas. Proporciona por un lado agua que, una vez tratadas, podemos beber. También nos proporciona electricidad con los equipos necesarios y las construcciones adecuadas. El agua de los lagos también ayuda a la agricultura, ya que el agua dulce puede ser utilizada para el riego de los campos. Además, en muchas zonas en las que hay lagos, éstos sirven como atracción de actividades turísticas y recreativas.
Por lo tanto, los lagos son fuente de energía, de actividades lúdicas, turísticas, agrícolas y base de alimentación del ser humano. Además son fuente de generación de microorganismos y organismos vivos como pueden ser los peces. Son hábitats muy importantes para muchas especies de la flora y fauna de la zona.
Sin embargo, enfrentan amenazas significativas, como la contaminación, la sobreexplotación y los efectos del cambio climático, que deterioran su calidad y cantidad de agua.
Estratificación y diversidad de hábitats
Una de las características más destacadas de los lagos es su estratificación térmica. Durante el verano, muchas masas de agua se dividen en tres capas: la epilimnion, una capa superior calentada por el sol; el metalimnion, donde la temperatura disminuye rápidamente; y el hipolimnion, una capa profunda y fría. Esta estratificación crea hábitats distintos que permiten la coexistencia de diversas especies adaptadas a diferentes condiciones.
En las orillas poco profundas y bien iluminadas, encontramos una gran variedad de plantas acuáticas, como juncos y nenúfares, que proporcionan refugio y alimento a peces y otros animales. Las zonas más profundas y oscuras están habitadas por organismos que han desarrollado adaptaciones especiales para sobrevivir en condiciones de baja luz y oxígeno.
Flora y fauna acuática
Los lagos son el hogar de una amplia gama de organismos, desde microorganismos hasta peces y aves acuáticas. El fitoplancton, compuesto por diminutas algas fotosintéticas, es la base de la cadena alimentaria acuática. A su vez, el zooplancton se alimenta del fitoplancton y sirve de alimento para peces pequeños.
Entre los peces de agua dulce que habitan los lagos destacan especies como la trucha, el bagre y el lucio. Estos peces juegan un papel fundamental en el equilibrio ecológico, controlando las poblaciones de invertebrados y pequeños peces. En las orillas y zonas pantanosas, se pueden observar anfibios como ranas y salamandras, que dependen del agua para reproducirse.
Las aves acuáticas, como patos, garzas y cisnes, también forman parte de la vida de los lagos. Estas aves no solo se alimentan de peces e insectos, sino que también contribuyen a la dispersión de semillas y al control de plagas.
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