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El presidente francés, Emmanuel Macron, abrió ayer el primer Consejo de Ministros tras las vacaciones estivales con un tono grave ante los desafíos económicos, energéticos y sociales que aborda el país, y advirtió de que ha llegado “el fin de la abundancia”.
“Creo que asistimos a una gran convulsión, un cambio radical. En el fondo, lo que estamos viviendo es el fin de la abundancia, de la liquidez sin coste”, dijo Macron cortando con su convencional optimismo y el lema del “cueste lo que cueste” que había enarbolado durante la pandemia, cuando el Estado salió al rescate de empresarios y ciudadanos a golpe de gasto público.
Para Macron, la escasez de ciertas materias primas o del agua está sobre la mesa y habrá que tomar medidas al respecto. “Es también el fin de las evidencias. La democracia, los derechos humanos. Si alguien pensaba que era el destino del orden internacional, los últimos años han hecho saltar por los aires algunas pruebas”, dijo en referencia al auge de regímenes iliberales o autoritarios.
El dirigente francés consideró que la guerra en Ucrania ha traído a Europa “el fin de la despreocupación”. Tras la pandemia y la guerra en Ucrania, con la sombra de la inflación que pesa sobre la economía global y el riesgo de recesión en Europa, las fuertes temperaturas que golpearon Francia este verano y la sequía han despertado la inquietud de numerosos ciudadanos y del propio Gobierno.