La llegada de migrantes irregulares a Panamá a través de la peligrosa selva del Darién, la frontera natural con Colombia, “ha disminuido considerablemente” luego de la puesta en marcha de la nueva política migratoria de Estados Unidos para los venezolanos.
Así lo afirmó ayer el jefe del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, Oriel Ortega, quien precisó que tras haberse registrado en este octubre picos de entrada de “3.000 y 4.000” migrantes irregulares en un solo día, ahora están llegando “entre 1.000 y menos”.
Panamá es la puerta de entrada a Centroamérica desde el sur del continente para los migrantes irregulares que viajan hacia Norteamérica, y hasta el pasado sábado habían entrado por el Darién la cifra récord de 204.986 personas, el 71,8 % de ellos venezolanos, según cifras oficiales suministradas a EFE el pasado domingo.
Solo entre el 1 y el 22 de octubre se contabilizaron 53.404 migrantes irregulares (39.834 venezolanos), un número sin precedentes que deja atrás los 48.204 de septiembre, los 31.104 de agosto, los 22.822 de julio, los 15.633 de junio y los 13.894 de mayo pasado.
El Gobierno panameño ha activado un dispositivo de ayuda humanitaria, un galpón que carece de ventilación y donde hay muchos niños.