Después de una estancia inesperadamente larga de 286 días en la Estación Espacial Internacional (EEI), los astronautas de la NASA Sunita Williams y Butch Wilmore han vuelto a la Tierra. La misión, que se extendió más allá del estándar de seis meses para la rotación de la tripulación, concluyó este martes con un amerizaje suave en las costas de Florida. Williams y Wilmore regresaron a bordo de una nave espacial de SpaceX, junto a sus compañeros de tripulación Nick Hague y el cosmonauta ruso Aleksandr Gorbunov. Su llegada fue recibida con un espectáculo marino, ya que un grupo de delfines nadó alrededor de la nave tras el aterrizaje.
La prolongación de su misión se debió a problemas técnicos con la nave Starliner de Boeing, que inicialmente estaba destinada a traerlos de regreso. A su retorno, Williams y Wilmore se enfrentarán a múltiples desafíos de salud, derivadas de su larga exposición a la microgravedad y la radiación en el espacio.
Los efectos de las misiones prolongadas en el cuerpo humano han sido estudiados durante décadas, comenzando con estudios en las estaciones espaciales Salyut y Mir de la Unión Soviética. El récord de permanencia en órbita es de 437 días establecido por el cosmonauta Valeri Poliakov.
Los astronautas a menudo experimentan atrofia muscular y pérdida de densidad ósea debido a la falta de gravedad, lo que debilita los músculos y altera la estructura ósea. Además, pueden desarrollar el síndrome neuroocular asociado al vuelo espacial (SANS), que provoca un aumento de presión sobre los ojos y el cerebro. Este fenómeno causa problemas de visión y descompensa el equilibrio al regresar a la gravedad terrestre, lo que se traduce en mareos y desorientación.
La exposición a niveles de radiación cósmica en el espacio puede ser equivalente a recibir cientos de radiografías, aumentando el riesgo de cáncer y otros posibles daños a nivel celular. Debido a esto, los astronautas suelen limitar el número de vuelos a lo largo de su carrera como medida de precaución.
El aislamiento prolongado y la falta de un ciclo natural día-noche ejercen un impacto mental significativo en la salud de los astronautas, lo que puede resultar en desorientación al ajustarse nuevamente a la vida en la Tierra. Para abordar estos desafíos, Williams y Wilmore iniciarán un programa de rehabilitación de 45 días, que incluirá evaluaciones médicas sobre la pérdida ósea, fuerza muscular y visión, así como fisioterapia para recuperar movilidad y estabilidad.
Con informacion de Version Final