Un mes después que un fuerte sismo devastara partes de Turquía y Siria, cientos de miles de personas aún necesitan refugio y saneamiento adecuados, y de los 1.000 millones de dólares que se han solicitado para ayudar a los sobrevivientes sólo se ha recopilado el 10%, lo que frena los esfuerzos para abordar la crisis humanitaria, señaló un funcionario de Naciones Unidas ayer.
El sismo del pasado 6 de febrero y las fuertes réplicas cobraron cerca de 47.000 vidas en Turquía, destruyeron o dañaron alrededor de 214.000 estructuras y dejaron a cientos de miles de personas sin hogar, convirtiéndose en el peor desastre en la historia moderna de Turquía. La ONU estima que el terremoto mató a unas 6.000 personas en Siria, principalmente en el noroeste controlado por los rebeldes.
Alrededor de dos millones de sobrevivientes han sido alojados en albergues temporales o evacuados de la región devastada por el sismo, según cifras del gobierno turco. Aproximadamente 1,5 millones de personas se han instalado en tiendas de campaña y otras 46.000 han sido trasladadas a contenedores adaptados como viviendas. Otras viven en dormitorios y casas de huéspedes, indicó el gobierno.
“Dado el número de personas que han sido reubicadas, dado el número de personas que han resultado heridas y dado el nivel de devastación, ahora tenemos enormes necesidades humanitarias”, dijo Álvaro Rodríguez, coordinador residente de la ONU en Turquía, a The Associated Press.
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