El terrible suceso que inicialmente se trató como un accidente del hogar al incendiarse el inmueble en La Dolorita, Caracas, se convirtió en un triple homicidio
La mañana del 22 de febrero la tranquilidad de los residentes de La Dolorita se vio alterada cuando un voraz incendio arrasó con una humilde vivienda en la que se encontraban Ana Victoria Rubio Rubio (42) y sus hijos, Adrián Felipe Rubio (11) y Alejandro José Montilla Rubio (9). El hecho ocurrió específicamente en el sector la U, casa sin número, municipio Sucre, estado Miranda.
Al principio se pensó que se trataba de un accidente producto de una falla eléctrica. Sin embargo, funcionarios de la División de Investigaciones de Homicidios, del Cicpc, iniciaron un intenso trabajo de investigación junto a las divisiones de Inspecciones Técnicas, Reconstrucción de Hechos e Investigaciones de Siniestros, donde aplicaron técnicas de criminalísticas y determinaron que las víctimas fueron asesinadas antes de producirse el incendio.
Luego iniciaron las entrevistas con la pareja de Ana, este informó que el día del hecho salió de su vivienda y en el hogar se quedó su cuñada María Gregoria Rubio Rubio (49), con quien sostenía una relación extramarital desde hace dos años que había sido descubierto por su pareja, lo que causó fuertes discusiones entre ellas.
CON UNA CHICURA Y UNA ESCARDILLA
Las pesquisas continuaron y determinaron que María, quien tenía unos días en la vivienda de la víctima, planificó quitarles la vida; por lo que el pasado martes en la noche, negada a aceptar que el hombre continuara la relación de pareja con su hermana, se valió que las víctimas aún se encontraban dormidas y ubicó una chicura y una escardilla, con las cuales, primero le quitó la vida a su hermana, con quien se ensañó y le causó destrozos en su anatomía.
Posteriormente le quitó la vida a la niña de 9 años y finalmente al de 11; luego los roció con gasoil y les prendió fuego, para cubrir su crimen, huyó de la vivienda, junto a su hija de 10 años, quien se encontraba en el piso de abajo.
Los pesquisas aprehendieron a María Rubio, en una vivienda donde vivía alquilada en el centro de Caracas. En el lugar fue colectada como evidencias la ropa que portaba al momento del hecho. Los análisis forenses determinaron que las prendas presentaban rastros de sustancias hemáticas (sangre) y restos del combustible utilizado.