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miércoles 4, diciembre 2024

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Se derritió un glaciar y hallaron gotas de lluvia de hace 280 millones de años

Huellas de anfibios y reptiles, pero también de plantas, semillas, huellas de piel e incluso gotas de lluvia. Ese es el impactante hallazgo, un verdadero ecosistema fosilizado en losas de arenisca, descubierto en el Parque Orobie Valtellinesi, en provincia de Sondrio, en Lombardía en el norte de Italia.

Salió a la luz tras el derretimiento de la nieve y el hielo provocado por el cambio climático, y conserva rastros de vida que se remontan a 280 millones de años.

Los primeros hallazgos, recuperados hace unos días a 3.000 metros de altitud en una espectacular operación apoyada por un helicóptero, se mostraron por primera vez en el Museo de Historia Natural de Milán.

Los expertos han reconocido huellas de tetrápodos (reptiles y anfibios) e invertebrados (insectos, artrópodos), a menudo todavía alineadas para formar “huellas”, o paseos que tuvieron lugar en el Pérmico, el último período de la era Paleozoica.

“En aquella época aún no existían los dinosaurios, pero los autores de las huellas más grandes encontradas aquí debieron tener todavía unas dimensiones considerables: hasta 2 o 3 metros de longitud”, afirma Cristiano Dal Sasso, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Milán.

Distintas especies de animales

Además, en este nuevo yacimiento, en algunas superficies se encuentran huellas fosilizadas de al menos cinco especies diferentes de animales (al tratarse de huellas y no de esqueletos, es más correcto hablar de icnoespecies), lo que permitirá realizar reconstrucciones paleoecológicas precisas.

“Las huellas se dejaron cuando estas areniscas y esquistos aún eran arena y barro empapados de agua, en las orillas de ríos y lagos que periódicamente, según las estaciones, se secaban”, explica Lorenzo Marchetti, uno de los paleontólogos que ha trabajado en este descubrimiento.

“El sol del verano, al secar esas superficies, las endureció hasta el punto de que el regreso del agua nueva no borró las huellas, sino que, por el contrario, las cubrió con arcilla nueva, formando una capa protectora”, detalló el experto.

“El finísimo grano de los sedimentos, ahora petrificados, ha permitido conservar detalles a veces impresionantes, como las huellas de las yemas de los dedos y de la piel del vientre de algunos animales”, añadió Marchetti.

“La forma y el tamaño de las huellas indican una calidad de conservación y una paleobiodiversidad notable, probablemente incluso superior a la observada en otros depósitos de la misma edad geológica en los sectores Oróbico y Brescia”, completó.

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