|| Rodolfo Gamarra
Los familiares deben acompañar a los pacientes en este proceso que resulta difícil para la gran mayoría
La insuficiencia renal es una afección en la que los riñones dejan de cumplir con su función de eliminar los desperdicios y toxinas que se encuentran en la sangre. Cuando la función del riñón disminuye entre el 10% y 15%, o deja de trabajar por completo, debido a una insuficiencia aguda, el paciente necesita someterse a diálisis.
En el estado Aragua existen varias unidades para este tipo de tratamientos, tres ubicadas en Maracay, una en la calle Libertad, donde atienden a unas 130 personas, otra en la del Hospital Central de Maracay con un aproximado de 100 atendidos y en Turmero con una data de 98 pacientes.
Luis Enrique Pérez, ingeniero encargado de la Unidad de Diálisis de Aragua, en la calle Libertad en Maracay, destacó que existe una gran demanda de personas que se encuentran en lista de espera para poder ser ingresadas.
Sin embargo, confesó que la capacidad de las unidades de atención es limitada, por lo que cuando un paciente recibe la noticia de que requiere dializarse, comienza un “período angustioso” de búsqueda de cupos en los distintos centros de salud públicos.
Según Pérez, en la unidad que dirige, las personas pueden acceder al tratamiento hasta tres veces por semana, por lo que la demanda es muy alta, pero en otros centros sólo lo aplican unas dos veces, lo que disminuye la eficiencia y limpieza de la sangre. “Lo óptimo debería ser hasta cuatro veces por semana durante unas cuatro horas por sesión”.
Esta situación que se repite en los diferentes centros influye de forma determinante en el estado de salud de los pacientes y reduce de manera significativa su calidad de vida, además, genera un impacto no sólo físico, sino emocional.
Pérez destacó que los pacientes renales que requieren este tipo de tratamientos, son prácticamente abandonados por las familias, lo que se traduce en un impacto, que puede producirles estados de depresión y angustia.
Ante esto, hizo un llamado de conciencia a los familiares para que acompañen a sus seres queridos en este proceso “que es duro para ellos en todos los aspectos”.
Por su parte, Enny Reyes, coordinadora de la Unidad de Diálisis, destacó el enorme reto que implica el tratar a estos pacientes, al asegurar que más allá de la asistencia médica, tienen que atender el aspecto emocional de quienes se someten al tratamiento que, según señaló, es determinante para mantener su estado de salud.
Reyes indicó que muchos son abandonados por sus parejas producto de su condición, otros son rechazados debido a la ignorancia de la mayoría sobre lo que es la deficiencia renal. “Algunos llegan a creer que se trata de una enfermedad contagiosa, lo genera estados altos de depresión”.
Reyes destacó la importancia del acompañamiento del médico especialista y la familia para preservar la salud y la calidad de vida de los tratados renales.
Agregó que el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), garantiza todos los medicamentos necesarios para el proceso de cada paciente.
Explicó que la enfermedad requiere de gastos externos, entre consultas médicas, exámenes de laboratorio y extras como instalación de catéter y otros elementos que pueden pasar por más de 100 dólares mensuales.
LA VIDA LES CAMBIÓ
La vida cambió para José Sánchez hace cinco años, al enfatizar que la dependencia de la máquina de diálisis es emocional y físicamente agotadora. A pesar del desafío laboral debido a su tratamiento, el apoyo familiar sustenta su lucha.
Los costosos medicamentos forman parte de su rutina mensual, con un promedio de $ 40 en gastos.
José instó a otros en su situación a mantenerse fuertes y apoyarse en sus seres queridos. “Ellos son mi fortaleza, los que me animan a seguir cada día adelante”.
Por su parte, José Ordóñez comenzó este camino tras sufrir complicaciones por la presión arterial alta. Con un año y ocho meses en tratamiento, la diálisis se ha convertido en una obligación constante en su vida.
El apoyo inquebrantable de sus hijas y sus esfuerzos económicos han marcado su nueva realidad, ahora centrada en los costos de medicinas y exámenes. A pesar de la adversidad, José mantiene su determinación y agradece el respaldo familiar.
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