Cada vez falta menos para volver a ver a un ser humano caminando por la luna. A 55 años de la caminata protagonizada por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, la NASA busca tener todo listo para su próxima misión tripulada Artemis II en 2025 que orbitará nuestro satélite natural y Artemis III, que finalmente descenderá en 2026. Con esto en mente, los ingenieros del MIT han desarrollado una tecnología innovadora que podrá cambiar por completo el panorama : SuperLimbs, un exoesqueleto que promete facilitar la movibilidad y reducir el desgaste físico en la próxima generación de caminantes lunares.
Esta búsqueda de soluciones para el desempeño de los astronautas se debe a que todavía siguen fijas en la retina de los ingenieros de la Agencia Espacial Estadounidense los pasos en falso y problemas que tuvieron los astronautas que caminaron en la Luna: caídas por la poca gravedad, patinadas por el suelo de arcilla blanca, poca flexibilidad de los trajes espaciales y todo un combo de otros ingredientes que hacían difícil el caminar por la superficie selenita.
Así, los expertos apuntaron que el desafío de trabajar en la Luna, donde la gravedad es una sexta parte de la terrestre, presenta riesgos significativos. Durante las misiones Apolo, los astronautas se cayeron 27 veces, mayormente al recolectar muestras o usar herramientas. Estas caídas implican un riesgo, ya que levantarse en la gravedad lunar es agotador, según un estudio de la Universidad de Michigan.
En respuesta a esto, la tecnología comienza a ayudar para evitar estos problemas en un futuro cercano. Así nace las SuperLimbs, un exoesqueleto con brazos articulados que significan un componente clave de esta innovación es el diseño optimizado para mantener a los astronautas en pie con menor esfuerzo. Desarrolladas por Harry Asada del MIT, este exoesqueleto se perfecciona para brindar soporte adicional y ahorrar energía en las actividades físicas que los astronautas realizarán, como la excavación y la construcción de una colonia espacial.
En respuesta a esto, la tecnología comienza a ayudar para evitar estos problemas en un futuro cercano. Así nace las SuperLimbs, un exoesqueleto con brazos articulados que significan un componente clave de esta innovación es el diseño optimizado para mantener a los astronautas en pie con menor esfuerzo. Desarrolladas por Harry Asada del MIT, este exoesqueleto se perfecciona para brindar soporte adicional y ahorrar energía en las actividades físicas que los astronautas realizarán, como la excavación y la construcción de una colonia espacial.
“En las comunicaciones con la NASA, nos enteramos de que el problema de caerse a la Luna es un riesgo grave. Nos dimos cuenta de que podíamos hacer algunas modificaciones a nuestro diseño para ayudar a los astronautas a recuperarse de las caídas y continuar con su trabajo”, explicó Asada.
En pruebas preliminares, voluntarios que usaban trajes espaciales simulados encontraron más sencillo ponerse de pie con la ayuda de estos brazos robóticos. El sistema, que está basado en una década de trabajo del MIT en robótica industrial, ha sido adaptado para las duras condiciones del espacio exterior.
El entorno lunar es peligroso, con polvo altamente tóxico y condiciones extremas que exigen tecnologías avanzadas y confiables. Además de brindar soporte físico, las SuperLimbs podrían evitar que los astronautas entren en contacto directo con el suelo lunar, protegiéndolos del peligroso polvo lunar.
Otro aspecto del proyecto es la capacidad de las extremidades robóticas para manejar herramientas y realizar tareas complejas. En el futuro, los investigadores esperan que estos brazos se utilicen no solo para levantarse después de caídas, sino también para manipular equipos, excavar y asistir en la construcción de bases lunares.
Con la intención de convertirse en una extensión natural del cuerpo del astronauta, los desarrolladores del MIT están trabajando para que el sistema se adapte de forma intuitiva al movimiento humano, facilitando su uso sin necesidad de grandes esfuerzos cognitivos o físicos.
Las misiones Artemis se centrarán en la construcción de una base lunar permanente, lo que requerirá múltiples caminatas espaciales largas, aumentando el riesgo de fatiga y caídas. En este contexto, SuperLimbs promete reducir el costo metabólico de levantarse y mejorar la seguridad general de los astronautas, lo que les permitirá ser más eficientes en sus tareas diarias.
Los ingenieros del MIT, dirigidos por Asada y su colega Erik Ballesteros, ya han probado el prototipo de SuperLimbs en un entorno de laboratorio, y esperan realizar pruebas en humanos en uno o dos años.
Con información de Infobae