|| Yirvis Vásquez / Fotos Cortesía
Psicólogos aseguran que se revaloró la unión familiar y la mayoría aprendió a ver la vida desde otra perspectiva
Recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró que el fin de la pandemia del COVID-19 “está a la vista”, de allí que muchos comienzan a desmontar los controles, por ejemplo España anunció que desde hoy no estarán activados los protocolos en aeropuertos y en Estados Unidos, el presidente Joe Biden dio por terminada la etapa de alerta por el coronavirus.
Cerca de 7 millones de personas perdieron la vida y más de 617 millones estuvieron infectadas, en dos años de lucha en materia de salud, no solo física, sino emocional, por un mal que encerró al mundo por más de un año.
En este sentido, desde El Periodiquito se conversó con psicólogos para conocer qué dejó la pandemia a la humanidad.
Reinaldo Olavarrieta, vicepresidente del Colegio de Psicólogos del estado Miranda y del Instituto Venezolano de Terapeutas Cognitivos-Conductuales (Invetcco), enfatizó que el coronavirus es un compendio de aprendizajes positivos y negativos.
“Principalmente promovió la unión familiar. Teníamos familias que lamentablemente por tema laboral y de horarios, no compartían y estaban muy alejadas de la dinámica del hogar”.
El especialista detalló que muchos padres conocieron realmente a sus hijos, compartieron con ellos y lograron la reconexión emocional tan necesaria con los afectos. Referente a la pareja se asumieron retos “algunos solucionaron problemas, aunque otros se agravaron en la convivencia diaria”.
Para Olavarrieta, en lo laboral también hubo muchos cambios, como la “obligación a salir de la zona de confort, ya que algunos tuvieron que redireccionar sus trabajos y la manera de generar ingresos. “Hay una nueva visión y perspectiva de cómo la familia ve la vida ahora”.
Como aspecto negativo, resaltó que el virus generó altos niveles de ansiedad, que siguen presentes como secuelas de una jornada inesperada para la sociedad mundial.
“Vimos a muchas personas depresivas que quedaron alejadas de sus familias o amigos, procesos de duelos por no poder cumplir con los rituales funerarios”.
UN PUNTO DE QUIEBRE
Para Ángel Pérez, psicólogo clínico, el COVID-19 marcó un punto de quiebre en el modelo habitual de vida, todos los países experimentaron cambios sociales y “el aislamiento generó una forma propia de hacer del hogar un nuevo universo de posibilidades”.
Según Pérez, un factor resaltante en este período fue revalorar la salud mental como primordial y necesaria.
“En general las personas se preocupaban por evitar el contagio, pero también ejercieron mucho esfuerzo por coleccionar un kit de herramientas que ayudara a lidiar con la ansiedad, el estrés y los pensamientos negativos, muchas personas en este transcurso de tiempo pasaron de tener un cúmulo de ideas limitantes a transformar sus estilos de vida desde la perspectiva de la resiliencia”.
Destacó que otro cambio positivo fue retomar valores esenciales para la vida, al explicar que la pandemia detuvo muchas formas de interacción social, las fiestas, festivales y restaurantes, pasaron a segundo plano y creció una mentalidad auténtica de preocupación por los valores más profundos.
“Las personas comenzaron a preguntarse por su felicidad, explorar su individualidad y conocer de nuevo a sus familias y superar momentos difíciles fortalecer los pequeños grupos como ninguna otra cosa”. En la parte negativa, también resaltó que en pandemia la tendencia fue un aumento de los trastornos mentales relacionados con la ansiedad.
“Muchas personas pasaron a vivir de una salud formidable a experimentar ansiedad generalizada o síntomas muy marcados de la misma, miedo a espacios abiertos y a lugares donde se exponían al contagio o donde se enfermaron alguna vez”.
El psicólogo clínico dijo que la inactividad física generó hábitos poco saludables para la salud, al dejar de hacer ejercicios y pasaron de una dieta balanceada a ingerir comida rápida, además de asumir roles para los que no estaban preparados.
“Durante la pandemia fue muy complejo para los padres mantener a flote el hogar y a la vez estar plenamente atentos de la educación de sus hijos, no es una generalización, pero en muchos casos las horas de acceso a entretenimiento y videojuegos en niños, no correspondió con horas de estudio o de crecimiento de habilidades”.
LA VULNERABILIDAD
Por su parte, Andreína Pérez, psicólogo dijo que luego de vivir esta pandemia, los seres humanos, son vulnerables a cualquier situación. “Vivimos en una rutina constante, donde no ponemos stop (pare) y ocupamos nuestra mente en todo”.
Detalló que la pandemia nos dejó que el ser humano “necesita espacio, que no todo se puede enfocar en una rutina constante”.
UN DESCANSO NATURALLos especialistas coincidieron en resaltar la recuperación del medio ambiente, ante la ausencia diaria del hombre, mayor contaminante de su entorno. “Todos comenzamos a redescubrir como nueva la geografía de nuestros países, los paisajes y la naturaleza que nos rodea, durante meses abundaron las noticias de cómo los animales retomaban o eran visto en espacios que alguna vez ocuparon”, agregó Pérez. |