Un árbol de Navidad gigante, globos de colores en las calles y selfies en la Basílica de la Natividad: las actividades de Belén se reanudan con los turistas para las fiestas navideñas tras años de ausencia marcados por la pandemia.
Cuna de Cristo según la tradición cristiana, la ciudad de Belén recibe cada año a miles de peregrinos y turistas para la Navidad, pero que se redujo en las dos últimas ocasiones a causa de la pandemia de COVID-19 y las restricciones sanitarias, que complicaron los desplazamientos.
Ahora que se han levantado las restricciones en los territorios palestinos y en Israel, donde se encuentra el aeropuerto internacional más cercano a Belén, la ciudad palestina adquiere un aire festivo.
Las calles, comercios y edificios de piedra de esta localidad palestina, donde conviven cristianos y musulmanes, atraen a muchos turistas como James Wittenberger, un estadounidense de 70 años proveniente de Michigan con sus cuatro hijos.
Los peregrinos meditan en la Basílica de la Natividad mientras otros multiplican los selfies, con la cabeza cubierta con gorros rojos y blancos de Papá Noel, a pocas horas de la tradicional misa de medianoche y de los deseos de paz.