||Rodolfo Gamarra
**El exceso de azúcar y procesados puede desencadenar en enfermedades fundamentales en los niños, como obesidad y resistencia a la insulina**
Un estudio de la Unicef, publicado el pasado mes de junio, reveló que a escala mundial, uno de cada cuatro niños y niñas vive en situación de pobreza alimentaria, lo que supone 181 millones de niños menores de 5 años en esta situación.
Normalina Rivero, presidenta del Colegio de Nutricionistas del estado Aragua, destacó la importancia crucial de una alimentación adecuada y equilibrada desde las primeras etapas de la infancia, a fin de prevenir enfermedades graves.
Enfatizó que el exceso de azúcar, presentes en bebidas como refrescos y jugos, pueden desencadenar problemas de salud fundamentales en los niños, como obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 1, caries dentales y enfermedades cardíacas prematuras.
Rivero resaltó que la resistencia a la insulina, provocada por la ingesta excesiva del dulce industrial en edades tempranas, puede llevar al desarrollo de la diabetes tipo 1 y otras condiciones metabólicas.
Asimismo, alertó sobre los graves riesgos para la salud cardiovascular que conlleva el consumo habitual de bebidas con azúcar, ya que incluso en etapas tempranas los niños presentan elevados niveles de colesterol y triglicéridos, lo que aumenta la posibilidad de padecer infartos y otras enfermedades cardíacas.
LACTANCIA MATERNA
Para contrarrestar estos efectos negativos, la especialista sugirió algunas recomendaciones como garantizar la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses y combinarla con otros alimentos, según las necesidades del infante, después de este tiempo.
Subrayó que la alimentación en la primera infancia debe priorizar alimentos nutritivos y saludables, y evitar en lo posible los productos con alto contenido de azúcares añadidos y grasas saturadas.
Entre la sugerencia, se incluye ofrecer cuatro comidas diarias que contengan una variedad de grupos alimenticios, y priorizar el consumo de frutas, verduras, proteínas magras, carbohidratos complejos y lácteos descremados.
La especialista hizo énfasis en la importancia de educar a los niños en la elección de alimentos saludables, así como limitar el consumo de la llamada comida chatarra y golosinas, cuyo alto contenido calórico y “pobre valor nutricional” pueden derivar en obesidad y enfermedades crónicas.
Es fundamental, según la experta, fomentar hábitos alimenticios equilibrados que aseguren un adecuado aporte de nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo óptimo de los niños. Asimismo, resaltó la importancia de supervisar y controlar la calidad de los alimentos consumidos, y procurar preparaciones sanas y balanceadas que contribuyan a la vitalidad y bienestar a largo plazo.
En conclusión, la alimentación en la infancia desempeña un papel relevante en el bienestar de los niños, por lo que es necesario concienciar y promover consumos saludables desde las etapas más tempranas.
Normalina Rivero invitó a los padres y cuidadores a asumir la responsabilidad de brindar a los niños una alimentación variada, completa y equilibrada que les permita crecer sanos y prevenir enfermedades asociadas a una mala alimentación.
| TIEMPO CRUCIAL |
| La etapa más decisiva para recibir una buena nutrición son los primeros mil días de vida, que van desde la concepción hasta el segundo cumpleaños. Qué, cuándo y cómo comen los niños y niñas es más importante antes de los dos años que en cualquier otro momento de la vida.
Sin embargo, registros actuales indican que muchos infantes no reciben la nutrición que necesitan para sobrevivir y prosperar. En todo el mundo, uno de cada tres niños de entre 6 y 23 meses consume una dieta con la variedad mínima que se necesita para un crecimiento y un desarrollo saludable. Es así como la prevención es crucial para abordar la nutrición infantil, lo que implica, entre otras cosas, la educación de los padres y cuidadores sobre la importancia de una dieta balanceada y variada desde los primeros años de vida. Según la OMS, si todos los niños de 0 a 23 meses fueran amamantados de forma óptima, se podrían salvar más de 820 mil vidas de menores de cinco años cada año. |
RECOMENDACIONES
Se puede empezar con puré de frutas cocidas (manzana, cambur, pera, durazno) y de vegetales (zanahoria, papa y batata). Para el aporte de hierro es recomendable carne de res, pollo, cerdo, cordero y sus menudencias, pescados, huevo entero (yema y clara), legumbres. La espinaca, acelga, remolacha y brócoli, son buena fuente de hierro y se recomienda combinar estos alimentos con algún cítrico como naranja, tomate o mandarina.
Se pueden ofrecer arroz, fideos, sémola, maicena, harinas integrales.
Para los cereales, se recomienda no ofrecer al inicio (antes del año) aquellos que contienen gluten.
Se recomienda introducir los alimentos potencialmente alergénicos antes del primer año de vida (huevo, leche de vaca, soja, trigo, frutos secos, semillas, pescados, mariscos).
Se deben ofrecer alimentos en papilla, pisados, triturados, desmenuzados o picados. Hacia el año se pueden ofrecer alimentos de la misma consistencia que el resto de la familia.
Se debe evitar la sal, azúcar, miel y edulcorantes artificiales.
Se debe ofrecer agua segura para beber, desde los 6 meses. El jugo no es necesario.
EL DATO
Según la OMS, a escala mundial, se estima que 43 millones de niños en edad preescolar (menores de 5 años) tenían sobrepeso u obesidad en 2010, un aumento del 60% desde 1990.
