A menudo se piensa que el bostezo es una expresión de aburrimiento, desatención y somnolencia. Aunque esta teoría cuenta con gran popularidad, en realidad los científicos creen que es la menos probable. Se han propuesto decenas de ideas sobre las funciones del bostezo, hasta el momento sin lograr reunir la suficiente evidencia para considerar alguna como 100 % probable.
Es decir, los investigadores no han encontrado motivos por los cuales bostezamos. Sí hemos aprendido algunas cosas al respecto, de manera que sintetizamos en las líneas siguientes cuáles son las teorías más aceptadas. Te prometemos dos cosas: la primera es que algunas de ellas te sorprenderán y la segunda es que antes de terminar de leer este artículo bostezarás al menos una vez.
¿Por qué bostezamos?
Como ya hemos apuntado los científicos no se han puesto de acuerdo sobre las razones de por qué bostezamos. En parte, esto se debe a que las hipótesis planteadas cuentan con el mismo número de puntos a favor que en contra. El bostezo es en sí mismo un misterio, uno que además encontramos también en los animales.
En efecto, tal y como señala la evidencia, la mayoría de las especies de vertebrados bostezan. Lo hacen desde la etapa fetal (algo que también sucede en el humano) hasta la vejez. Dado que las teorías señaladas para los humanos no siempre se aplican a los animales, algunos expertos indican que el bostezo tiene implicaciones multifactoriales en diferentes especies.
Debido a esto, no existe una única razón que explique por qué existe el bostezo. Los animales y los seres humanos bostezan por razones diferentes, de manera que la acción puede estar motivada al mismo tiempo por elementos diversos.
1. Estrés y fatiga
Según algunos estudios científicos, el origen de los bostezos podría relacionarse con las situaciones estresantes y los niveles de cortisol.
Un estudio publicado en 2011 en la revista Medical Hypotheses señaló que bostezamos debido al aumento de los niveles de cortisol en nuestro organismo. El cortisol es una hormona producida en la glándula suprarrenal cuando estamos estresados y fatigados. Entonces, esto explicaría por qué solemos bostezar en estos contextos.
Aunque no existe evidencia contundente de que el bostezo ayude a controlar los niveles de cortisol, se piensa que es una especie de alerta para tomar medidas pertinentes. En dosis pequeñas el cortisol es sano, pero cuando se descontrola puede provocar problemas cardíacos, trastornos del sueño y deteriorar el sistema inmunitario.
2. Enfriar el cerebro
Otra de las hipótesis de por qué bostezamos más conocidas dicta que tiene una función termorreguladora del cerebro. Se han hecho estudios e investigaciones en animales que apoyan a esta teoría. Al parecer, la frecuencia de los bostezos aumenta a medida que la temperatura es superior, y este ayuda a reducirla significativamente en las inmediaciones del cerebro.
La evidencia indica que esto además también se desarrolla en los seres humanos. Un estudio publicado en 2007 en Evolutionary Psychology probó la frecuencia de los bostezos mientras los participantes sostenían compresas frías y calientes en su frente. En el segundo caso la acción fue mucho más frecuente, lo cual nos da indicios de apoyo para esta hipótesis.
3. Aliviar la incomodidad del oído
Se piensa que el bostezo ayuda a aliviar los problemas de audición que se experimentan durante los cambios de altitud (al volar en avión o al usar el ascensor, por ejemplo). En teoría, esto se lograría por la apertura de las trompas de Eustaquio que se genera luego de la contracción de los músculos tensores del tímpano al bostezar.
Estudios han apoyado esta hipótesis, de manera que es una de las razones por las cuales la frecuencia de los bostezos aumenta ante los cambios rápidos de altitud. También puede tener implicaciones para agudizar la sensibilidad auditiva o para aliviar cualquier tipo de incomodidad que se sienta en todo el plano sensorial auditivo.
4. Aburrimiento
La asociación más clara que se le hace a los bostezos es la del aburrimiento y la monotonía. Si bien es cierto, no es la única explicación.
Los expertos han encontrado una serie de cambios fisiológicos que se producen antes, durante y después del bostezo. Se sabe que justo después de bostezar la frecuencia cardíaca aumenta, los músculos oculares se tensan y se potencia la habilidad pulmonar. La suma de todo esto produce una excitación general en el cuerpo.
¿A qué se debe esta excitación o cuál es su función? Bueno, algunos investigadores han teorizado, en la línea con la creencia popular, que el aburrimiento puede ser la razón. En efecto, bostezamos en contextos en los que nuestra atención o interacción es mínima (ver televisión, por ejemplo), de manera que esta reacción podría ayudar a motivarnos a seguir despiertos o potenciar nuestra atención.
5. Interacción social
Es bien sabido por todos que el bostezo es contagioso. Esto ha llevado a algunos expertos asegurar que el bostezo tiene un mecanismo empático con consecuencias prosociales. Los niveles de empatía pueden ser incluso superiores que aquellos que se logran durante la interacción de la risa.
Por tanto, este mecanismo pudo evolucionar como una herramienta para favorecer el trabajo en equipo, la alteridad, el acercamiento del grupo y como método de inserción social. El aspecto social del bostezo es, de lejos, aquel que mayor intriga genera en los científicos.
Con información de 800 Noticias