En la primera campaña presidencial electoral de Bill Clinton, su estratega James Carville diseñó tres mensajes simples, uno de los cuales ha trascendido en el tiempo y al cual se le atribuye el mayor peso en el cambio de tendencia de los votantes que favorecían inicial y abrumadoramente al presidente Bush contra el entonces gobernador de Arkansas: “The economy, stupid“.
“Es la economía, estúpido” puso en el centro del debate lo que más interesaba a los votantes estadounidenses: la economía y obvio como esta modelaba la situación de las familias americanas.
¿Qué decir de la economía venezolana?
De los países más ricos del mundo, veinte y cinco años de Gobierno “chavomadurista” convirtieron al nuestro en una nación empobrecida con una economía que colapsó producto de una tormenta perfecta: el empeño de implantar un modelo de gestión político fracasado en el mundo -denominado aquí el Socialismo del Siglo XXI- y una larga lista de sanciones extranjeras gestionadas por unos pocos radicales a quienes nada les duele el sufrimiento ocasionado a nuestro pueblo.
¿Es posible la recuperación de la economía venezolana?
Sin lugar a dudas sí. Una economía abierta; de garantías plenas y estímulos de variada naturaleza para la inversión privada nacional y extranjera; de apoyo a los emprendedores; apalancada en el crédito, moderadas las cargas tributarias; desburocratizados procesos en la administración pública, veladora de la transparencia; minimizadas las regulaciones; con un Estado en el que se cuide de la formación de recursos humanos altamente competitivos a la par que la protección de los trabajadores primero sueldos, salarios dignos -también jubilaciones y pensiones-; permitirá dar un salto hacia la prosperidad generalizadas que si es posible.
Necesario a la par un gobierno que reinserte a Venezuela en el escenario internacional, que reestablezca relaciones diplomáticas y comerciales con antiguos aliados: Estados Unidos, Unión Europea, nuestros vecinos del continente, preservando las existentes con aquellos que se han mantenido al lado en los últimos años: China, India, Turquía, Rusia, los países árabes productores de petróleo.
Obligatorio el cese de la confrontación. Nada nos ha causado tanto daño como las peleas fratricidas que se extienden por décadas. Si queremos un mañana diferente es imprescindible entendernos, esforzarnos juntos, todos somos necesarios.
En los tiempos por venir, si hacemos lo correcto Venezuela puede experimentar un verdadero milagro económico.
No vacilemos, que en semanas, el 28 de Julio, vamos a tener a mano la oportunidad de comenzar a forjar el país que soñamos y merecemos.