Ramón Guillermo Aveledo
El fascismo fue idea transformada en partido, tras la II Guerra Mundial que perdió y la Guerra Civil Española, luego se ha convertido en arma arrojadiza para descalificar adversarios políticos muy diversos. Nacionalista, centralista, anti liberal, antiparlamentario, opuesto al comunismo tanto como a la libertad económica, el fascismo repudia los valores de la tradición occidental, desprecia la burguesía y se propone el control completo de la sociedad con un Estado totalitario en el cual, “todos los intereses e individuos se subordinan al interés supremo de la nación”.
Fascista es el partido único de la dictadura italiana por once años, entre 1922 y 1943 y parcialmente, bajo tutela nazi, año y medio más de septiembre de ese año a abril de 1945, durante los cuales persiguió a toda expresión ideológica distinta. En aparente paradoja, Muro de Protección Antifascista fue el nombre oficial del “Muro de Berlín”, levantado por el régimen comunista de la RDA para separar el Estado socialista de la parte oriental ocupada por la URSS, de la República Federal democrática y pluralista gobernada por demócrata cristianos y liberales y en Berlín por los socialdemócratas, cuya ley penal, con basamento constitucional, prohíbe “aceptar, enaltecer o justificar” públicamente “el régimen violento y arbitrario nacionalsocialista”.
Entre 1925 y 1926 se dictaron las leyes “fascistísimas” contra la libertad personal y de prensa, los partidos políticos y sindicatos, y cambios en el sistema de justicia. Algunos ejemplos, por la ley 2029 toda asociación o ente está obligado, so pena de disolución, a informar a la autoridad sobre sus reglas, miembros, recursos. Por la 2300 se prevé la destitución de todo funcionario que rechace jurar fidelidad. En 1926, por la ley 100 Mussolini asumió el poder legislativo y por la 237 se elimina la autonomía municipal y la elección popular del gobierno local. Partido y Estado se confunden. El Consejo Nacional Fascista órgano partidario, se convierte en ente oficial en 1928. De 1929 en adelante, Italia sería un Estado de partido único y sólo los fascistas podían presentar candidaturas a cargos públicos. Las cámaras del parlamento son sustituidas por la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones.
El propósito de las leyes fascistísimas era obvio: perseguir hasta disolver toda posibilidad de pensamiento, expresión o acción fuera del poder omnímodo.
Que los extremos se tocan es sabido, también que fascismo y comunismo son menos distantes de lo que les gusta reconocer. Pipes escribe que uno y otro son “herejías del socialismo” y Don Sturzo que el fascismo es “comunismo negro” y el comunismo “fascismo rojo”.