El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Ecuador entregó este miércoles las credenciales a Daniel Noboa y Verónica Abad, como presidente y vicepresidenta del país suramericano, respectivamente.
Noboa y Abad resultaron electos el pasado 15 de octubre, en el balotaje de los comicios presidenciales adelantados, que se convocaron luego de que el mandatario del país suramericano, Guillermo Lasso, decretara muerte cruzada y disolviera a la Asamblea Nacional.
“Concluimos este proceso electoral con la entrega de credenciales al binomio presidencial, quienes tendrán en sus manos la responsabilidad de conducir a nuestro país por senderos de una democracia plena y justa”, expresó Diana Atamaint, presidenta del CNE, en el acto celebrado en el Teatro Nacional Sucre de Quito.
“Su éxito, señor presidente, será el éxito de todos los ecuatorianos”, añadió la funcionaria.
Al tratarse de comicios anticipados, Noboa tendrá una gestión extraordinaria y gobernará solo hasta mayo de 2025, para culminar el período que comenzó Lasso en 2021.
Diálogo y firmeza
Durante su discurso, Noboa manifestó su apertura al diálogo, pero también dijo que actuará con firmeza ante quienes “quieren desviar el camino hacia el progreso”.
“Desde el inicio, este proyecto se ha caracterizado por ser un proyecto de paz, por ser un proyecto de progreso, sin condiciones para dialogar, donde la única línea roja es que no hay líneas rojas para conversar”, expresó.
No obstante, dijo que sí hay “líneas rojas para el accionar”, puesto que no estarán a favor de la impunidad y no apoyarán a fuerzas políticas o individuos que quieran “violentar la Constitución”.
Dijo estar claro que durante su administración tocará “fibras sensibles” de grupos de poder y de quienes han estado enquistados, con corrupción, en el Estado por décadas. También aseguró que es consciente de que “va a haber una reacción de organizaciones criminales”, ante las cuales no tendrá tolerancia en su accionar.
Noboa adelantó que el objetivo de su gestión es “dar una imagen de luz, una imagen de esperanza”, no solo a lo interno, sino hacia el mundo y convertir a Ecuador en “una nación que pueda dar balance en toda la región”.
Agradeció a las organizaciones políticas que, sin condiciones, simplemente con un diálogo fluido, han querido ser parte de su proyecto político y apoyar al Ejecutivo para que “exista paz, balance y progreso en el Legislativo”, una tarea que, a su juicio, le quedó pendiente a sus antecesores.
El mandatario electo destacó que llegó a ser presidente tras comenzar una campaña con apenas 2,4 % de aprobación. Señaló que su propuesta tuvo éxito “por no ser ‘antinada'”, sino, más bien, “por ser prodesarrollo, por ser proempleo, proeducación, proseguridad, propaz”, lo que cual considera que “hizo la diferencia” con sus contrincantes.
Joven mandatario
Noboa tiene 35 años (cumple 36 el 30 de noviembre), que es la edad mínima para ser presidente de Ecuador, de acuerdo con la Constitución; con ello, se convierte en el mandatario más joven del país suramericano, después de Juan José Flores, el primer gobernante de la República, en 1830, que asumió el cargo antes de cumplir los 30 años.
Asimismo, llegó al Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo ecuatoriano, en su primer intento, consiguiendo el cargo que su padre, Álvaro Noboa, buscó en cinco oportunidades sin éxito. Su progenitor fue candidato en 1998, 2002, 2006, 2009 y 2013, pasando al balotaje en tres de esos comicios.
“Mi padre, por 25 años, allanó el camino para que yo pueda estar aquí”, reconoció Noboa durante el acto de este miércoles.