Mary Jo Bailey, una mujer de 81 años, fue sentenciada a cadena perpetua tras ser declarada culpable del asesinato en primer grado de Yvonne Menke, ocurrido en 1985. People señaló que el caso, reabierto por la justicia de Estados Unidos después de más de tres décadas, culminó en una condena que ha sido calificada de histórica por su resolución tardía y el crudo retrato de un triángulo amoroso que terminó en tragedia.
La sentencia fue dictada en el Palacio de Justicia del Condado de Polk, donde el juez Scott Nordstrand, sujeto a una ley del estado de Wisconsin vigente en el momento del asesinato, no tuvo la potestad de modificar la pena mínima de 19 años antes de ser elegible para libertad condicional.
Aún sí, expresó que no habría permitido la elegibilidad de Bailey para la libertad condicional a los 38 años si hubiera podido. “Este crimen fue brutal y terrorífico, frío y calculado”, dijo Nordstrand durante la audiencia.
El asesinato ocurrió el 12 de diciembre de 1985, cuando Menke, madre de cuatro hijos, fue fatalmente disparada en tres ocasiones por Bailey fuera de su edificio de apartamentos. Según los informes, Menke había salido a calentar su coche antes de ir al trabajo cuando fue emboscada en la oscuridad de la madrugada.
Los testigos y pruebas recolectadas en la escena del crimen, como las huellas de botas coincidentes con las de Bailey y una nota en el bolso de Menke con la información del coche de la sospechosa, llevaron a la acusación formal.
Durante el juicio, el fiscal del Distrito de Polk, Jeff Kemp, recreó la historia de un triángulo amoroso en el cual Bailey, Menke y Jack Owen estaban involucrados. Según Kemp, Owen alternaba su tiempo entre las dos mujeres, lo que finalmente llevó a Menke a exigirle una exclusividad que desplazara a Bailey completamente de su vida. La presión colocada por la mujer llevó a la otra a cometer el asesinato, según analizó la fiscalía.
El testimonio ofrecido por Julie Connors, una de las hijas de Menke, fue crucial. Ella relató cómo, el día anterior al asesinato, una mujer llamó para preguntar a qué hora saldría su madre para el trabajo.
Con el tiempo, Connors llegó a la conclusión de que la persona al teléfono era la asesina de su madre. “Siento que la persona que llamó fue la que mató a mi mamá, y le dije todo lo que necesitaba saber para hacerlo”, declaró Connors visiblemente conmocionada.
A pesar de la contundente narrativa de la fiscalía, la defensa de Bailey, encabezada por la abogada Donna Burger, argumentó la falta de evidencia directa, incluyendo pruebas de ADN, y señaló que el caso se basaba en rumores e insinuaciones. Sin embargo, el jurado no encontró suficientes razones para dudar de la culpabilidad de Bailey, basándose en las pruebas circunstanciales y testimonios.
El resultado del juicio también trajo cierto cierre a la familia de Menke. “Esperamos mucho tiempo para ver justicia”, dijo James Menke Jr. a la cadena KWTX. “Ella tuvo su vida, nosotros no pudimos vivir la nuestra completamente. Es lo más cercano a la justicia que podemos conseguir”, agregó Connors.
Bailey, a sus 81 años, enfrenta la prisión de por vida, aunque con una tenue posibilidad de libertad condicional en casi dos décadas, una posibilidad que muchos consideran injusta frente a la gravedad de sus acciones.
Con información de Infobae