Portugal despertó de luto este viernes, según decretó el Gobierno luso por las cinco personas fallecidas (cuatro eran bomberos) durante la ola de incendios que ha asolado el norte y centro del país y que ha arrasado 94.146 hectáreas entre el sábado y el miércoles.
El mayor dispositivo de combate visto en el país tuvo que ser desplegado para hacer frente a la emergencia, incluidos efectivos y vehículos de Francia, España e Italia. La labor de los equipos nacionales principalmente contribuyó, junto a la bajada de las temperaturas, a extinguir casi la totalidad de los más de mil fuegos que se han declarado.
En concreto, el país desplegó 37.700 efectivos, más de 10.000 medios terrestres y 8.757 descargas aéreas, según la ministra de Administración Interna lusa, Margarida Blasco, quien avanzó el la tarde del jueves los datos sobre la superficie quemada.
La ministra avisó que todavía no se puede “bajar los brazos”, aunque la Autoridad Nacional de Emergencia y Protección Civil lusa (ANEPC) esperaba ayer tener controlados todos los fuegos como máximo a lo largo del viernes, gracias a la mejora de la meteorología. De hecho, el Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera se prepara para emitir un aviso meteorológico amarillo por las lluvias previstas para el viernes y este fin de semana.
El jueves quedó dominado todo el conjunto de incendios ubicado entre los distritos de Aveiro y Oporto, en el norte del país, que empezó el pasado fin de semana y era el más preocupante. A última hora del jueves, los peores focos activos estaban en Castro Daire, en la región Centro, y en Arouca y Vila Pouca de Aguiar, en el Norte.
Muchos de los incendios han sido provocados
Por otra parte, la ministra Blasco desveló que “muchos de estos incendios tienen origen criminal”.
La policía portuguesa ha detenido esta semana a 14 presuntos pirómanos, que podrían haber provocado algunos de los incendios forestales, contribuyendo así al riesgo derivado del cambio climático y la despoblación rural.
El primer ministro, Luis Montenegro, prometió el martes una dura “acción represiva” contra este tipo de delitos “cometidos en nombre de intereses particulares”, sin especificar más.
Salvador Pinho Ferreira de Almeida, profesor de la Universidad de Lusofona especializado en protección civil, señaló a la agencia Reuters que había fuertes indicios de actividad criminal, porque muchos de los incendios “comenzaron de noche y es muy extraño ver tantos focos y tan dispersos”.
El investigador y criminólogo Andre Inacio consideró a la misma agencia que los incendios provocados probablemente agravarían “una situación climática en la que tenemos bosques secos y vientos muy fuertes”, aunque los primeros focos pudieran haber sido accidentales.
Las tragedias vividas en los últimos días en Portugal han reavivado el recuerdo de los mortíferos incendios de 2017, que dejaron 119 muertos y más de medio millón de hectáreas de superficie quemada, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (Effis). Un estudio que analizó esa catástrofe mostró que los incendios provocados representaron casi el 36% de los incendios forestales, casi lo mismo que el uso negligente del fuego, como el de los agricultores para despejar tierras.
Con información de Diario La Vanguardia