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El primer ministro de Haití, Ariel Henry, y 18 miembros de su gabinete han solicitado el despliegue inmediato de soldados extranjeros en respuesta a los actos de pandillas y manifestantes que han paralizado el país.
Combustible, agua y otros productos básicos han disminuido casi un mes después de que una de las pandillas más poderosas de Haití bloqueara el acceso a una de las principales terminales de combustible en Puerto Príncipe, donde más de 37 millones de litros (10 millones de galones) de gasolina y diésel están almacenados, junto con más de 3 millones de litros (800.000 galones) de queroseno. Además, los manifestantes han bloqueado los caminos en la capital y en otras ciudades importantes para exigir la renuncia de Henry y protestar por los crecientes precios de la gasolina luego de que el primer ministro anunció a principios de septiembre que su gobierno ya no podía subsidiar el combustible.
Las gasolineras y escuelas siguen cerradas. Los bancos y tiendas de alimentos están operando en un horario limitado.
El secretario general de las Naciones Unidas ha ofrecido al Consejo de Seguridad varias opciones, entre ellas el despliegue inmediato de una fuerza de acción rápida.
Los opositores denuncian que Henry quiere utilizar a los soldados extranjeros para mantenerse en el poder, un liderazgo que asumió el año pasado luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse y que muchos consideran ilegítimo debido a que nunca fue elegido o confirmado formalmente al puesto por la legislatura. No ha puesto una fecha para celebrar elecciones, que no se han llevado a cabo desde noviembre de 2016, pero ha prometido hacerlo una vez que la violencia se acabe.