EFE
El mayor sindicato de empleados públicos de Argentina inició ayer una huelga de 36 horas y se movilizó en Buenos Aires para exigir mejores salarios y reclamar contra las políticas para achicar el Estado que sostiene el Gobierno de Javier Milei.
La medida de fuerza es llevada adelante por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), cuyos afiliados se concentraron al pie del Obelisco capitalino para desde allí marchar hasta el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado que conduce Federico Sturzenegger, responsable de las políticas para desregular y achicar el Estado puestas en marcha desde diciembre pasado por el Ejecutivo de Milei.
La huelga responde a demandas propias de los trabajadores de la Administración pública nacional, pero hoy coincidirá con otra, por 24 horas, de los sindicatos del sector del transporte, un indicativo del creciente escenario de protestas que afronta el Gobierno.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, dijo en rueda de prensa que los sindicatos que van a la huelga son unos “privilegiados que pueden darse el lujo de parar”, mientras que “los argentinos de bien no tienen esa posibilidad ni quieren parar”.
“Los que están haciendo con estos paros es perjudicar a los que quieren trabajar”, sostuvo.