Las fuerzas israelíes asaltaron a primera hora de ayer el mayor hospital de Gaza, una institución asediada llena de cientos de pacientes, entre los que hay recién nacidos, que es objeto de narrativas enfrentadas en torno de la guerra y es un poderoso símbolo del sufrimiento palestino.
Israel considera el hospital Shifa un blanco crucial en un conflicto que ha matado a miles de palestinos y provocado la destrucción generalizada de Gaza.
Israel sostiene que Hamás tiene un enorme centro de mando dentro y debajo del hospital, pero no ha proporcionado evidencias visuales. Es parte de su argumento de que Hamás emplea a los civiles como escudos humanos, mientras que los palestinos y los grupos de derechos dicen que Israel ha puesto en peligro de forma temeraria a la población en su intento de erradicar al grupo insurgente.
Mientras tanto, la escasez creciente de combustibles amenaza con paralizar la entrega de servicios humanitarios en Gaza y clausurado la red de telefonía celular e internet.
La incursión en el hospital Al Shifa suscitó condenas internacionales y llamados a proteger a los civiles palestinos.
El Consejo de Seguridad de la ONU logró aprobar ayer una resolución para establecer pausas y corredores humanitarios en Gaza tras cuatro intentos fallidos desde que comenzó el conflicto entre Israel y Hamás.