Agencias
El reconocimiento de Estados Unidos al candidato opositor Edmundo González Urrutia, ganador «de la mayoría de votos en las elecciones presidenciales», se sumó al previo realizado por Perú y al de la cancilleres de Argentina, Uruguay y Ecuador en las últimas horas. Esta iniciativa confirma la división de la comunidad internacional entre los países decididos a apoyar la causa democrática, como los señalados, y quienes se mantienen firmes junto a Nicolás Maduro, que en las Américas son las dictaduras cubana y nicaragüense, más Honduras y Bolivia.
El Mundo
Un tercer bloque, que busca la equidistancia porque aseguran apostar por la negociación, está representado por Brasil, México y Colombia, cuyos presidentes realizaron el jueves una minicumbre a través de Zoom, sin mayores resultados.
Quienes apoyan al pueblo venezolano coinciden, como declaró el secretario de Estado, Antony Blinken, en que los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) «fueron profundamente defectuosos, no representan la voluntad del pueblo venezolano. Como informó la misión de observación del Centro Carter independiente, el hecho de que el CNE no haya proporcionado los resultados oficiales a nivel de distrito, así como las irregularidades a lo largo del proceso, han despojado de toda credibilidad al resultado anunciado».
Para Diana Mondino, la canciller argentina, «podemos confirmar, sin lugar a ninguna duda, que el legítimo ganador y presidente electo es Edmundo González».
El chavismo reaccionó con ira tras las «graves y ridículas» declaraciones de EEUU y acusó a Washington de liderar el supuesto golpe de Estado, «promoviendo una agenda violenta en contra del pueblo venezolano y sus instituciones». El Gobierno bolivariano se empleó a fondo en su narrativa propagandística para acusar a EEUU de «esta perversa maniobra, empleando la mentira y la manipulación, a través de los grandes poderes de la comunicación global, incluyendo el uso de redes sociales».
«La democracia venezolana es una de las más robustas del mundo», aseguró el chavismo después de que el propio Maduro mandara a Washington «a sacar sus narices de Venezuela». Eso sí, estaría dispuesto a retomar el diálogo, asegura, con base a lo acordado en Qatar, un acuerdo incumplido una y otra vez por Caracas.
Por su parte, González Urrutia agradeció a EEUU por «reconocer la voluntad del pueblo venezolano reflejada en nuestra victoria electoral y por apoyar el proceso de restauración de las normas democráticas en Venezuela».
Quien no estuvo de acuerdo con la iniciativa de EEUU fue Andrés Manuel López Obrador. El presidente mexicano, aliado histórico del chavismo aunque mantenga cierta distancia por la pésima imagen de Maduro en su país, aseguró que el reconocimiento era una «imprudencia». Horas antes había firmado un comunicado junto al brasileño Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro, en el que repitieron el llamado a «dar a conocer públicamente los datos desglosados por mesa de votación», cuando ya habían transcurrido cuatro días del cierre de las urnas.
Brasil, México y Colombia añadieron un llamado a los actores políticos a ejercer la máxima cautela sin una sola crítica o advertencia a la represión del régimen bolivariano, que se ha cobrado la vida de 20 jóvenes de los barrios populares, asesinados en su mayoría por paramilitares chavistas, y que ha llevado a la cárcel a más de 1.200 personas. Los clásicos llamados al respeto a la soberanía y al diálogo cierran el comunicado.
Lula, Petro y López Obrador manejan «un discurso peligroso en América Latina de no injerencia. Que es entendible con un pasado de intervenciones, sin duda muy desafortunado por parte de EEUU, pero que tristemente es usado por México y Lula para bajar los estándares. (No obstante) creemos que hay un intento de Brasil y de Colombia de tratar de mediar y buscar una solución pacífica», desveló Juanita Goebertus, directora para las Américas de Human Rights Watch (HRW).
El presidente chileno Gabriel Boric dio a conocer más tarde que también había conversado con Petro y «concordamos que es fundamental que se transparenten los resultados de la elección mediante una verificación imparcial».
«La transición es improbable si no hay factores importantes en el gobierno y la Fuerza Armada que decidan apoyarla. Poner el foco en un supuesto reconocimiento de EEUU cohesionará al gobierno», subrayó el internacionalista Mariano de Alba.
