|| Rodolfo Gamarra || Fotos: Rodolfo Gamarra
Mujeres atendidas en el Instituto de Senología de Aragua relataron su travesía desde el diagnóstico hasta la sanación
En un país donde el cáncer de mama persiste como la principal causa de muerte oncológica en mujeres, las venezolanas enfrentan batallas que van más allá del diagnóstico. La Sociedad Anticancerosa de Venezuela proyectó una cifra alarmante de fallecimientos para el cierre de 2023 y agregó que han fallecido 3.700 mujeres, de las 9.000 diagnosticadas con esta enfermedad en lo que va de 2024.
De acuerdo a lo señalado por el presidente de la mencionada institución, Cono Gumina, la incidencia y mortalidad aumentó 30% desde el año 2020.
Diagnósticos tardíos, falta de acceso a tratamientos, costos de medicamentos e insumos, son algunas de las causas para el aumento de los casos de pacientes con este mal.
La Sociedad Anticancerosa reveló que los casos con mayor incidencia y mortalidad son: Distrito Capital, La Guaira, Sucre, Monagas, Zulia y Aragua, donde asegura que hoy más que nunca se hace necesaria la difusión de información y la prevención.
Sin embargo, entre las sombras de esta realidad se alzan voces de esperanza y fortaleza. Lenys Uztáriz, residente de Palo Negro, relató su travesía desde el diagnóstico de cáncer de mama hasta la sanación.
A sus 56 años, enfrentó un desafío inesperado que transformó su vida y perspectiva. A través de tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, encontró en el Instituto de Senología de Aragua (Isena), un refugio y apoyo fundamental en su camino hacia la recuperación.
“Mi convicción desde el principio fue superar este obstáculo porque así lo vi, como una prueba, otra lección más de vida”.
Uztáriz destacó el papel crucial que el equipo médico juega en la lucha contra el cáncer, y enfatizó la importancia de la fe y la determinación para afrontar los obstáculos.
Su historia es un testimonio de resiliencia y crecimiento personal, marcada por el amor y el apoyo de su familia, que estuvo a su lado en cada etapa del proceso.
“La Lenys que recibió el diagnóstico no es la misma de la de hoy que es más empática y consciente de lo que en realidad es importante en la vida: el amor de mis seres queridos y la fe en Dios”.
Por su parte, Durbia Colmenares, también de 56 años, compartió con El Periodiquito, parte de lo vivido una vez diagnosticada en 2018 con carcinoma mamario. El impacto de la noticia y la incertidumbre inicial, llegaron con la fortaleza y solidaridad de sus seres queridos, quienes no la soltaron en el trance.
Por medio de quimioterapia y otros tratamientos, Colmenares enfrentó con valentía los desafíos que la enfermedad le presentaba, lo que demostró su fuerza interior inquebrantable.
“Gracias a Dios cumplí con mis quimioterapias aquí en el Isena, nunca tuve problemas con ninguna, todas salieron a la perfección cada vez que me tocaba”.
El camino de Colmenares lo marcaron momentos dolorosos y decisiones difíciles, pero su espíritu de lucha y su fe sirvieron como guía en medio de la adversidad.
Aseguró que la colaboración del equipo médico del Instituto de Senología en Aragua, y el incondicional apoyo emocional de sus familiares, fueron pilares fundamentales en su proceso de recuperación y sanación.
“Mis sobrinas, mi hijo, mi mamá, mi hermana, nunca me abandonaron, siempre estuvieron aquí pendiente.”
En momentos de oscuridad, estas sobrevivientes iluminan el camino con su valentía, determinación y testimonio de vida, al demostrar que sí se puede ganarle la batalla a este mal.
