Si tienes bruxismo, es posible que, de manera inconsciente, aprietes los dientes cuando estás despierto (bruxismo diurno) o que los aprietes o rechines mientras duermes (bruxismo nocturno).
Este padecimiento suele ser nocturno, por lo que se considera un trastorno de movimiento relacionado con el sueño.
Las personas que aprietan o rechinan los dientes mientras duermen tienen más probabilidades de padecer otros trastornos del sueño, como roncar o realizar pausas en la respiración (apnea del sueño).
Por otro lado, el bruxismo diurno tiene una relación marcada con los estados de estrés y ansiedad.
La tensión muscular de la mandíbula puede ser expresión de angustias, frustraciones o ira. Del mismo modo, el apretamiento es un hábito en algunas personas que lo hacen de manera inconsciente para concentrarse mientras estudian o trabajan.
Es posible que no se requiera tratamiento para el bruxismo leve.
Sin embargo, en algunas personas, el bruxismo puede ser frecuente y lo suficientemente intenso como para producir trastornos de la mandíbula, dolores de cabeza, daños en los dientes y otros problemas.
Debido a que puedes tener bruxismo nocturno y no ser consciente de eso hasta que se manifiesten las complicaciones, es importante conocer los signos y síntomas del bruxismo y recibir atención odontológica regular.
Este es un trastorno más habitual de lo que podamos pensar. A veces sucede por poco tiempo, pero también puede prolongarse por meses. Algunos remedios para tratar el bruxismo en casa podrían ser de utilidad.
Es importante aclarar que estos métodos naturales o caseros no son la primera elección. Siempre es recomendable visitar al odontólogo para determinar las causas y la gravedad del problema y con esto comenzar un tratamiento oportuno.
De todas maneras, es bueno conocer los remedios para tratar el bruxismo en casa que tienen aval científico. Con ellos, muchos pacientes podrían reducir sus síntomas y tener una mejor calidad de vida.
Síntomas del bruxismo
El rechinar o apretamiento de dientes es el síntoma en sí mismo del bruxismo. De todas maneras, como ya adelantamos, hay complicaciones asociadas que no se limitan a los dientes.
En cuanto a estos, el desgaste suele ser notorio en los pacientes. También aparecen fisuras en el esmalte. Si la intensidad es alta, la rotura de los elementos dentarios no es improbable.
Respecto a los signos asociados, el dolor es la molestia más característica de este trastorno. Los pacientes que bruxan tienen dolores en la cara, en la articulación temporo-mandibular, alrededor de la oreja y cefaleas.
Los acúfenos son otro síntoma que aparece de manera indirecta. En realidad, el culpable es el trastorno de la articulación temporo-mandibular, que se deriva del bruxismo.
El insomnio en estos pacientes aparece cuando el apretamiento es nocturno. Ya mencionamos la asociación con la apnea del sueño. Pero también es cierto que el mal descanso se puede derivar del rechinar continuo y de un posible estrés cotidiano que se encuentre detrás del problema.
Remedios naturales
Como no existe un solo tipo de bruxismo, tampoco hay una sola opción de remedios caseros para abordarlo. Algunas alternativas serán más útiles en la modalidad nocturna, mientras que otras facilitarán la relajación de la mandíbula durante el día.
Es fundamental que los pacientes no consideren estas estrategias como primera línea de abordaje. Las mismas se deben enmarcar en un tratamiento que sea guiado por un profesional. Si los casos de bruxismo se dejan avanzar, a mediano plazo habrá alteraciones en la dentadura.
De todas maneras, cuando los remedios para tratar el bruxismo en casa apuntan a la relajación y la reducción del estrés, lo más probable es que los beneficios trasciendan al apretamiento en sí. Veamos a continuación aquellas estrategias que podrían ayudar.
Consumir tés calmantes o usar aromaterapia
Algunas infusiones pueden actuar como remedios para tratar el bruxismo en casa. No lo curarán, pero quizás mejoren el descanso si se usan las sustancias adecuadas.
Entre las hierbas más recomendadas están las siguientes:
Valeriana: esta sustancia es de uso seguro si se respetan las dosis habituales. Está vinculada con la reducción de la ansiedad.
Manzanilla: el té de manzanilla se ha usado como calmante y relajante por siglos. De todas maneras, hay que tener cuidado si se consumen otros medicamentos, ya que tiene interacciones con los anticoagulantes, por ejemplo.
Lavanda: el aceite esencial de lavanda se emplea en la aromaterapia con asiduidad. El cuidado más relevante a tener es respecto a la presión arterial, pues puede hacerla descender en algunas personas.
En general, se coloca en difusores para aromatizar los ambientes y ayudar a la relajación.
Magnesio
El magnesio cumple un rol en la transmisión del impulso nervioso y en la contracción muscular. Por ello, se plantea que un nivel adecuado de este mineral en el cuerpo ayudaría a reducir los episodios de bruxismo.
La relación no sería directa y por ello no existe evidencia contundente sobre las dosis de magnesio que se podrían consumir para evitar el rechinamiento de los dientes. En realidad, una dieta variada y equilibrada asegura el aporte adecuado del micronutriente.
Aun así, no está de más asegurarlo a través de los alimentos que más lo contienen. Aquí podemos mencionar a los frutos secos y a los vegetales de hoja verde.
Respecto a los suplementos, la forma más empleada para ingerir el micronutriente con esta modalidad es el cloruro de magnesio. De todas maneras, su empleo debería reservarse para casos de déficit confirmado mediante un análisis de laboratorio. Y la prescripción queda a cargo de un profesional de la salud.
Aplicar calor
El calor es capaz de relajar los músculos. Se puede usar un dispositivo diseñado para tal fin, de manera que se transmita energía calorífica a la mandíbula, o hacerlo con paños calientes.
Deben tomarse las precauciones necesarias para no causar quemaduras en la piel del rostro. Tanto las almohadillas comerciales como los paños caseros no pueden estar a tan alta temperatura. Basta con que estén tibios.
El calor debería aplicarse a ambos lados del rostro, sobre los músculos de la mandíbula. Una opción es hacer esta terapia antes de dormir, por las noches, y otra es planear momentos específicos durante el día.
Hacerle masajes a la mandíbula
Además de todos los ejercicios que hemos mencionado antes, que se basan en mover la mandíbula y el mentón, así como la lengua, también podemos ejecutar masajes en la cara. El principio es el mismo que el de otros tipos de masajes.
Lo que se pretende es que las fibras musculares se relajen y no lleguen a la contractura o, mejor aún, evitar que se tensionen de antemano. Esto se concreta con las propias manos.
Es posible iniciar delante de las orejas y bajar con los dedos, como si estiráramos la piel. Si se detecta una zona con particular tensión o con nudos, hay que detenerse allí y presionar por un momento. Luego se sigue hacia abajo.
Estos masajes no sirven de nada si se hacen de manera aislada. Lo ideal es que, quien padece bruxismo, los pueda realizar a diario, en diferentes momentos del día.
Cuidar la postura
Aunque no parezca, la postura es importante para la mandíbula. Los hombros y la columna cervical influyen de manera directa en la tensión que acumulan los músculos del cráneo.
Si nos sentamos de manera incorrecta para trabajar, estudiar o comer, al final del día habrá tensión acumulada que podría expresarse con bruxismo. En cambio, si el cuerpo ha estado relajado gracias a posiciones saludables, es menos probable que durante la noche haya contracturas.
Esto implica también la postura al dormir. Tanto en lo vertical como en lo horizontal, los músculos intentan un equilibrio con base en la tensión. Si las almohadas son muy duras o muy altas, por ejemplo, los músculos de la mandíbula se contraen para compensar.
Ayudar a relajar la mandíbula
Los músculos potentes que permiten la masticación son los que se contraen en exceso y provocan el rechinamiento. Esto genera el apretamiento y una presión nociva en los huesos maxilares.
Si logramos la relajación de estos tejidos habrá menos presión sobre las arcadas dentarias. De manera consciente e inconsciente, favorecemos la prevención del bruxismo.
Un ejercicio sencillo, parecido al que explicamos para practicar la respiración nasal, consiste en colocar la lengua detrás de los dientes mientras inhalamos y exhalamos. Repetimos varias veces al día para estimular la consciencia sobre el acto.
También podemos apoyar la lengua en el paladar, sin moverla, y abrir y cerrar la boca. Si queremos añadir potencia, con los dedos tiramos el mentón hacia abajo, de manera que se oponga resistencia al trabajo lingual.
Practicar la respiración nasal
La respiración por la nariz es la natural y la recomendable. Cuando se respira por la boca se aumentan las posibilidades de complicaciones, ya que el aire que ingresa a las vías respiratorias no está filtrado ni calentado.
Si respiramos por la nariz durante el día, de manera más o menos consciente, reducimos la posibilidad de apretar los dientes, pues la mandíbula estará relajada y en una posición lo más cercana posible a la fisiológica. Esto es con los labios cerrados y la lengua en la zona del paladar.
Existen diversos ejercicios sencillos para favorecer la respiración nasal. Uno de los más simples consiste en hacer inhalaciones conscientes por la nariz, guardar el aire sin respirar y caminar hasta que no podamos sostenerlo más. A medida que lo repitas, en jornadas sucesivas, mejorarás tu control sobre el hábito.