|| Yosimary Meneses
Aunque las tareas dirigidas no son nuevas en el país, estos centros pedagógicos han cobrado especial relevancia desde que las escuelas cerraron sus instalaciones y modificaron sus cronogramas de asistencia debido a la pandemia del COVID-19.
Se estima que en la entidad aragüeña existan más de 100 de estos locales, con la finalidad de observar su potencial como alternativa educativa para atacar el rezago escolar en nuestra región.
Tal es el caso de las clases dictadas por la profesora Marioxi Perozo, docente con años de experiencia en la atención de niños y jóvenes, donde más allá de asistir en la realización de actividades escolares, trabajan en las áreas que los pequeños no han logrado aprender en el sistema educativo formal, leer, escribir, sumar, restar y otras competencias que se desarrollan en los primeros años de estudio.
Además, los alumnos aprenden un nuevo oficio, así como el fortalecimiento del compañerismo, la cooperación e integración, junto a los padres y representantes han llevado a cabo eventos recreativos como parte de las actividades extracurriculares.
El refuerzo doméstico
para los padres de familia y el tiempo que dedican a sus hijos en las escuelas es muy corto, ante la jornada laboral diaria, por lo que se han visto en la obligación de optar por inscribir a sus pequeños en clases dirigidas como una herramienta para facilitar su proceso de enseñanza.
Sin embargo, es fundamental saber que cuando son menores de 5 años, los niños solo deben tener tareas que ameriten 15 minutos de dedicación, ya que este es su máximo tiempo de concentración.
En este caso, más que pensar en lo bien que lo hará, los padres deben revisar qué debilidades tiene el menor, para que, con la ayuda de los docentes, pueda mejorar.
