Tras uno de los meses más convulsos en la carrera de Ricky Martin, debido a una denuncia por violencia doméstica interpuesta por su sobrino, el cantante reapareció en los escenarios este viernes por la noche con un baño de masas en el Hollywood Bowl de Los Ángeles (EEUU) que le sirvió para curar heridas.
El artista puertorriqueño protagonizó una actuación conjunta con la orquesta Filarmónica de Los Ángeles, dirigida por el venezolano Gustavo Dudamel, en la que monopolizó la atención y el cariño del público desde el primer minuto, destacó Efe.
“Es un honor presentar a este icono de la cultura latina… ¿Qué digo? A este icono de la cultura mundial”, introdujo brevemente Dudamel para que, con un preciso juego de luces, se percibiera sutilmente la silueta de Martin accediendo a las tablas.
A punto de agarrar el micrófono e iniciar su show, el intérprete tuvo que parar y tomar aire porque los asistentes gritaban enfervorecidos su nombre y, tanto por deleite personal como por imposibilidad acústica, era inviable empezar con tal barahúnda.
En realidad, Martin estaba tanteando cómo sería el recibimiento del respetable después de la enorme polémica que le ha rodeado.
Así que, tras cerciorarse de la buena disposición del público, celebró la calidez del ambiente cual deportista olímpico consciente de que su marca batió un récord.
“Esto es precioso, de veras, gracias a Los Ángeles y gracias al maestro Gustavo Dudamel”, dijo emocionado mientras sonreía, cerraba el puño y flexionaba el brazo en señal de victoria ante los casi 17.000 asistentes que le acompañaron.
Con información de El Universal