||Ramón Guillermo Aveledo
¿Es la política sólo cuestión de destreza? ¿Habilidad pura para conquistar, ejercer y conservar el poder? Creo que no, es más que eso. Sin negar que éstas sean necesarias, son insuficientes porque la razón de ser de la política es el bien común. Los valores dan sentido a la política. La sagacidad de jugadores del poder como casino no sirve, tampoco el manual tecnocrático o “gerencial”.
La política requiere de valores que la guíen. No confundir con recetas rígidas de ideologismos que acaban en prejuicios o supersticiones. La guía señala el qué, el para qué y delimita las pautas del cómo, porque no vale todo. En la política con valores no hay “como sea”. Los medios ilícitos no sirven para los fines lícitos, porque corrompen y desvían.
Los valores se adquieren en la familia, la comunidad, la escuela y se desarrollan a lo largo de la experiencia vital. He estado leyendo sobre eso a través de casos de políticos y gobernantes notables. Leo con los ojos de mi edad. Lo vivido, lo estudiado y lo practicado me ayudan a ponderar el peso que cada factor tiene en ese aprendizaje permanente que es la vida humana y su forma característica, lo decía Aristóteles hace más de dos milenios que es la vida política.
Hay una ética política laica sin duda, pero la base religiosa aporta valores duraderos. Las biografías distintas parecen converger en los años críticos de la formación personal, donde se absorben valores de lo escuchado, lo visto y lo vivido.
En Angela Merkel, recién concluidos dieciséis años a la cabeza del gobierno alemán, vemos la hija de un pastor luterano en el Este. Para ella Dios significa “vivir una vida ética”. Tiene treinta y seis al caer el Muro, ha vivido el silencio de la opresión y valora la libertad por encima de todo. Junto a ella, el enfoque metódico propio de su formación científica. Su pragmatismo no es ciego, busca consensos desde convicciones profundas.
Del presidente norteamericano Joe Biden, sabemos por propia confesión a David Brooks, así como sus ideas y políticas para enfrentar la crisis que en el filósofo francés Maritain encuentra guía y que lo influyen las enseñanzas sociales del catolicismo del Siglo XX. En su familia irlandesa trabajadora aprendió que más que ser bueno, se trata de hacer el bien.
Dos ejemplos, hay más desde luego. Y no es cuestión de buenas palabras. Por sus frutos los conoceréis, dice la Escritura. La única verdad es que sin valores, la política no tiene sentido.