Ramón Guillermo Aveledo
Construir la democracia venezolana ha sido un proceso muy difícil, a veces nos frustra sentirlo interminable, pero esa característica de obra inacabada está en su naturaleza. La cuestión que aquí nos apremia, no nos es exclusiva. En 1947, Winston Churchill diría: “Muchas formas de gobierno se han intentado y se intentarán en este mundo de pecado y aflicción. Nadie pretende que la democracia es perfecta o sabia. Ciertamente ha sido dicho que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las otras formas que se han intentado de vez en cuando”
Perfección y humanidad no son compatibles. Buscamos o debemos buscar lo mejor, teniendo la guía del ideal del deber ser para caminar en el terreno accidentado, muchas veces peligroso de la realidad que es. Toda promesa de perfección es falsa. Ni siquiera los santos son perfectos.
El gobierno y la política, hijos de la sociabilidad e imperfección humanas, son buena muestra de estas afirmaciones. Y si hablamos de democracia que es gobierno de todos, por todos y para todos, la dificultad aumentará y sin embargo, no se conoce un invento mejor que ese sistema para regir las sociedades.
Tras varios intentos en el siglo veinte, por reforma gradual insuficiente, y por revolución colapsada, el más exitoso y duradero comenzó en enero de 1958. Papel eminente entre sus protagonistas principales tuvo el liderazgo de Rómulo Betancourt, a quien Carlos Oteyza y su estupendo equipo han dedicado una película pedagógica y oportuna que recién ha sido estrenada con el título Rómulo Resiste, paráfrasis históricamente real del RR “Rómulo Renuncia” que el inmediatismo maximalista de aquella fantasía de crueles consecuencias, pintó en las paredes de Caracas y otras ciudades del país en aquellos días.
Con su demostrada maestría en el manejo de la técnica del documental, entrevera Oteyza su testimonio de niño, animación y narración en primera persona, con material cinematográfico de época y entrevistas. Se destaca la personalidad de Betancourt y sus ideas, aprendizaje de la experiencia, estudio y esfuerzo de comprensión de la realidad venezolana, pero el protagonista es un pueblo y su historia. Decidido a defender la democracia en construcción, frente a amenazas de extremismos nacionales y pretensiones internacionales. Entonces, la política sí supo estar a la altura.
Resistió Rómulo, ciertamente, pero la democracia que contribuyó decisivamente a establecer, resistió más y sigue resistiendo.