El agua con gas es una bebida que generalmente eligen las personas que tratan de esquivar el consumo de infusiones azucaradas. No obstante, buscan al mismo tiempo aquella sensación de burbujeo en la boca.
En relación a su composición, se trata de una bebida que no contiene calorías ni azúcar. En cuanto a los minerales, el médico clínico Raúl Mejía, jefe del Departamento de Medicina Ambulatoria del Hospital de Clínicas (MN 62.123), comenta que los que tenga, dependerán del agua con la que esté hecha. También de los que hayan sido agregados, al igual que cualquier agua mineral.
En tal caso, podría llegar a tener calcio, sodio y magnesio, beneficiosos para el organismo.
¿Cómo se crea el agua con gas?
Al respecto, Silvina Tasat, licenciada en Nutrición (M.N: 1495), comenta que este tipo de agua se denomina carbonatada. Asimismo, se crea a partir de un proceso bioquímico mediante el cual se le añade dióxido de carbono, en cantidad adecuada para que sea bien tolerada por el cuerpo, a una botella de agua.
Al abrirla, la presión genera las famosas burbujas. Desde el portal Medical News Today, señalan que como no contiene edulcorantes, azúcares, ni saborizantes artificiales, se la considera mucho más saludable que cualquier otro tipo de refresco. Y ante la duda, mencionan: “Hidrata de la misma manera que el agua mineral”.
El precursor de esta bebida fue el científico y teólogo británico, Joseph Priestly, quien en 1767 la descubrió por accidente al olvidarse que había dejado un poco de agua en un recipiente de cerveza mientras estaba en proceso de fermentación. Los gases producidos crearon en el agua, aquel efecto burbujeante. Este hallazgo fue retomado a fines del siglo XVIII por el empresario alemán Johann Jacob Schweppe, quién lo usó de referencia para fabricar agua mineral carbonatada y que con el tiempo dio origen a su emprendimiento: Schweppes, que hoy tiene presencia a nivel mundial.
Agua con gas: los efectos en la salud
Lejos de lo que se pueda llegar a pensar, los componentes del agua gasificada son similares a los del agua mineral y por lo tanto “igual de hidratantes”, sostiene Yael Hasbani, health coach, especialista en Nutrición Holística.
Aunque la diferencia está en que la gasificación propicia ventajas en el aparato digestivo. Al respecto, Hasbani, explica que “este gas aumenta los movimientos peristálticos del abdomen, promueve la digestión y colabora en reducir el estreñimiento estomacal”.
Por esta razón, “tiene un efecto benéfico en personas con digestión lenta”, añade la especialista. La recomienda tomar durante o después de una ingesta copiosa de comida, por ejemplo.
Por otro lado, “el efecto burbujeante brinda una sensación de saciedad y hace que alguien esté satisfecho, sin apetito”, agrega Tasat. En personas que están en plan de bajar de peso, “a veces se les suele indicar que beban agua con gas”, suma Hasbani.
Sin embargo, a diferencia del agua mineral cuya ingesta no tiene ningún tipo de restricción, en este caso, los especialistas consultados hacen hincapié en que aquellos que padecen problemas gástricos tales como una hernia hiatal, úlceras o reflujo gastro encefálico, eviten su consumo porque “el gasificado puede acentuar los cuadros”, comenta Mejía.
Evitar los extremos
En el otro extremo, un informe del portal Medical News Today, sugiere que el agua con gas podría provocar el aumento de la grelina, hormona que se ocupa de generar la sensación de hambre. Igualmente, aclaran que los estudios respectivos no están del todo probados en humanos sino que simplemente en animales.
En caso de que tenga minerales, en especial de calcio y magnesio, se fomentará la salud ósea y dental. Al respecto, Hasbani señala que estos nutrientes fortifican y mantienen vitales los huesos y dientes, además de que “colaboran en la contracción muscular”. No obstante, agrega que “para que la dentadura esté del todo protegida y no se erosione por el ácido que pueda llegar a contener el agua gasificada, es necesario que también contenga flúor. Depende la marca, hay algunas que tienen y otras que no”.
Por último e igual de importante, este tipo de agua también se asocia con ser cardioprotectora. “El magnesio es un mineral que influye en la relajación de los vasos sanguíneos, por lo tanto regula la presión arterial y disminuye los riesgos de manifestar alguna patología cardíaca”, sostiene Hasbani.
Por su parte el calcio, “colabora en mejorar el ritmo del corazón”, añade la especialista.
Pero hay más. Las ventajas que aportan los alimentos o bebidas “pungentes”, en este caso el agua con gas, no se limitan solo al plano físico. Según un informe del Conicet, los agregados tales como la gasificación, “realzan y tornan más agradable el sabor de cualquier producto comestible provocando sensaciones ´extra´ o adicionales, diferentes al gusto y aroma básicos”. Tal como explican, “esas sensaciones se perciben a nivel de las mucosas gustativas y olfativas, pero a diferencia de estos dos sentidos químicos puros, la ´pungencia´ se percibe en las terminaciones libres dispersas en las capas más profundas de las mucosas para ascender por el nervio trigémino hasta llegar a la corteza cerebral”.