La gripe suele ser bastante común sobre todo en las épocas de frío y cuando las lluvias se hacen presente en el territorio nacional.
Cabe acotar que, cuando esta enfermedad infecciosa llega a nuestras casas, hasta los bebés sin importar el tiempo de nacido que tengan, pueden verse afectados.
¿Qué es la gripe?
Esta es una enfermedad infecciosa, aguda y contagiosa, causada por un virus que ataca a las vías respiratorias y produce fiebre, dolor de cabeza y hasta genera malestar general.
En conclusión, es una enfermedad respiratoria provocada por un virus que se transmite muy fácilmente entre las personas por vía aérea o por contacto con manos u objetos contaminados por dicho virus.
Cuando esta infección viral no es tratada debidamente, las consecuencias pueden ser mortal. Especialmente en los grupos de alto riesgo, como adultos mayores, embarazadas, bebés y personas con alguna enfermedad de base o con el sistema inmunológico débil.
Síntomas
– Escalofríos
– Dolores musculares y de cabeza
– Tos
– Fiebre
– Fatiga
– Congestión y secreción nasal
– Irritabilidad
Los bebés
Los niños menores de 6 meses no se pueden vacunar contra la gripe, por lo que su núcleo familiar son los que deben vacunarse y con ello ayudar a proteger al bebé.
A partir de los 6 meses de edad y el pediatra autorice que el bebé puede ser vacunado, debes aplicarla y cumplir con el esquema según corresponda.
En caso de que ya sea tarde y el bebé si contraiga la gripe por algún descuido, es fundamental suministrarle abundantes líquidos para que el cuerpo combata la infección por sí solo. Darle pecho a libre demanda siempre será una de las mejores alternativas.
No olvides llevar a la consulta con el pediatra para que sea quien le receta el analgésico que puede darle en caso de fiebre y otros síntomas.
Un detalle a tener presente es que, si el bebé tiene un resfriado sin complicaciones, este debe resolverse en un plazo de 7 a 14 días; en caso de persistir, es obligatorio llevar a urgencias.
¿Qué hacer?
Adoptar medidas de higiene oportunas que eviten la propagación del virus:
– Mantener al bebé alejado de adultos u otros niños que tengan procesos respiratorios.
– Lavarse las manos frecuentemente.
– Cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo o con el codo al toser o estornudar.
– Tirar el pañuelo después de usarlo.
– Limpiar y desinfectar a menudo los juguetes y superficies de espacios comunes, especialmente si ha habido algún enfermo en el entorno familiar.
Con información de Diario 2001