Una semana después de que la Reserva Federal despojase a la inflación del calificativo de transitoria, los datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) hechos públicos este viernes confirman que la inflación en EEUU ha adquirido carácter persistente, al menos a corto plazo.
Los precios de los coches usados, las rentas y alquileres, la factura del mobiliario o la alimentación han seguido al alza en noviembre hasta alcanzar un incremento del 6,8% interanual, sensiblemente superior al 6,2% registrado en octubre y una décima por encima de lo previsto por los analistas de Reuters y Bloomberg (6,7%).
El IPC de noviembre ha vuelto pues a batir récords negativos: es la más elevada desde 1982, cuando el republicano Ronald Reagan era presidente. No obstante, Wall Street ha abierto hoy en verde, ya que el mercado esperaba datos peores (por encima del 7%).
Estos datos introducen una presión añadida en la Reserva Federal, que en la reunión de la semana próxima puede plantearse acelerar la reducción de la compra de bonos. Máxime cuando el mercado laboral volvió a mostrar signos de fortaleza: las demandas de desempleo cayeron a niveles jamás vistos desde 1969.
La inflación subyacente, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, subió un 0,5% en noviembre, lo que coincide con el pronóstico promedio. En términos interanuales, el llamado IPC básico alcanzó el mes pasado el 4,9% después de aumentar un 4,6% en octubre.
En la medición por meses, el incremento de noviembre fue de un 0,8%, una leve mejora respecto del 0,9% observado en octubre. Aunque la medida interanual señala una inflación muy alta, la desaceleración mes a mes sugiere que la inflación podría haber alcanzado su punto máximo este otoño, según el análisis del portal Business Insider.
La Casa Blanca ha subrayado que la evaluación de la actividad económica en las semanas posteriores a la recopilación de los datos de noviembre “muestra que el aumento de precios y costes se está desacelerando, aunque no tan rápido como nos gustaría”.
Otro factor determinante para explicar el incremento de los precios es la crisis energética. En noviembre también se registró un pico en los precios del gas en EEUU, antes de moderarse en diciembre. El promedio nacional alcanzó los 3,43 dólares por galón (3,7 litros) a principios del mes pasado, aunque desde entonces ha bajado ligeramente, hasta los 3,35.
Una tendencia bajista prolongada podría arrastrar la inflación general a niveles más bajos, a la espera de confirmarse si la variante ómicron de la covid-19 frena o no la demanda de viajes.
La liberación de 50 millones de barriles de petróleo de las reservas energéticas de EEUU, anunciada por el presidente Biden, tiene como objetivo precisamente abaratar al consumidor el precio de la energía, tanto la de automoción como la de uso doméstico.
La Casa Blanca ha señalado que es precisamente ahora cuando más se necesita invertir en gasto social. “El desafío de los precios subraya la importancia de que el Congreso actúe sin demora para aprobar mi plan Build Back Better, que reduce la cantidad que pagan las familias por atención médica, medicamentos o cuidado infantil”, ha dicho Biden tras conocerse los datos.
Con información de GV