El papa Francisco unió su voz este viernes a la de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, para alentar a los italianos a tener más hijos. Ofreció su visión de una tasa de natalidad históricamente baja a los participantes en un foro de organizaciones promotoras de los valores de la familia, los Estados Generales de la Natalidad.
El pontífice pidió una acción política concreta para revertir la tendencia que calificó de “invierno demográfico”, la cual, en términos de población, resultó el año pasado en la desaparición de una ciudad del tamaño de Bari.
Ante un futuro que “parece incierto y es incierto, no solo lo parece” y en la “sensación de precariedad”, los jóvenes toman a menudo decisiones “egoístas y ególatras”, aseveró Francisco, quien criticó en particular a las parejas que tienen mascotas en lugar de hijos.
Una anécdota de sus prácticas sacerdotales, que citó, ilustra probablemente este problema de valores, aunque no aborda a ninguna familia joven. Recordó que el miércoles pasado se le acercó una mujer de edad avanzada y le pidió bendecir a su bebé, abriendo una bolsa donde en realidad se encontraba un perrito. “Allí no tuve paciencia. Regañé a la señora”, dijo el papa.
“Muchos niños tienen hambre y ella está con el perro”, pensó en aquel entonces y resumió en el discurso: “Son escenas del presente, pero si no nos preocupamos, eso será el futuro”.
Italia registró un número récord de baja natalidad el año pasado, con aproximadamente 392.600 nacimientos vivos, lo cual, combinado con un número elevado de muertes, casi 713.500, aceleró la tendencia demográfica hacia un colapso del sistema de seguridad social y de la economía en general. El Gobierno de Giorgia Meloni respalda una campaña para alentar a llegar al menos a 500.000 nacimientos anuales para 2033, una tasa que los demógrafos consideran necesaria para evitar este colapso, aumentando el número de población asalariada a medida que los jubilados reivindiquen sus pensiones.