La deshidratación, a menudo asociada a síntomas evidentes como la sed intensa y la orina oscura, puede manifestarse de formas más sutiles y engañosas. Aunque estos signos clásicos son inconfundibles, existen otros menos conocidos que pueden pasar desapercibidos y agravar el problema.
Reconocer estos signos menos conocidos permite actuar a tiempo y prevenir complicaciones más graves. La deshidratación, si no se trata, puede llevar a problemas de salud como la hipotensión, desequilibrios electrolíticos y, en casos extremos, el daño renal.
MÁS ALLÁ DE LA SED
Mal aliento: la saliva, con sus propiedades antibacterianas, ayuda a mantener la boca fresca. Sin embargo, la deshidratación reduce la producción de saliva, lo que puede generar un aliento desagradable.
Piel seca y enrojecida: la piel, como órgano más grande del cuerpo, refleja el estado de hidratación. La deshidratación puede causar sequedad, picazón y enrojecimiento. Además, pierde elasticidad, lo que se nota al pellizcarla: si tarda en volver a su posición normal, es una señal de alarma.
Calambres musculares: la falta de agua altera el equilibrio de electrolitos, esenciales para la función muscular. Los calambres, especialmente en piernas y abdomen, son una respuesta común a esta alteración.
Fiebre y escalofríos: aunque parezca contradictorio, la deshidratación puede desencadenar respuestas como la fiebre y los escalofríos. El cuerpo intenta regular su temperatura, pero la falta de agua dificulta este proceso.
Dolores de cabeza: no estar hidratado reduce el volumen sanguíneo, lo que disminuye el flujo de oxígeno al cerebro. Esto puede provocar dolores de cabeza, desde leves hasta intensos.
Antojos de comida: la falta de hidratación puede confundirse con hambre, llevando a consumir alimentos en exceso. El cuerpo busca hidratarse a través de los alimentos, pero esto no sustituye la necesidad de beber agua.
Fatiga y debilidad: la falta de agua afecta el rendimiento físico y mental. La fatiga, la debilidad y la dificultad para concentrarse son síntomas comunes de la deshidratación.
Cambios de humor y dificultad para concentrarse: no beber agua puede afectar el estado de ánimo, causando irritabilidad, ansiedad y dificultad para concentrarse.
Estreñimiento: estar deshidratado endurece las heces, dificultando la evacuación. El intestino necesita agua para funcionar correctamente.
PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO DE LA DESHIDRATACIÓN
La mejor manera de prevenir la deshidratación es beber agua regularmente, incluso antes de sentir sed. Además, es importante consumir alimentos ricos en agua, como frutas y verduras. Si sospechas que estás deshidratado, aumenta tu ingesta de líquidos y consulta a un médico si los síntomas persisten.
Con información de 2001