El magnate de 76 años se convirtió de esta manera en ser el primer presidente o ex mandatario estadounidense acusado de un delito ocasionando de este modo una complicación en sus aspiraciones de ser elegido postulante presidencial republicano para las elecciones de 2024.
También sería la primera vez que podría verse a un ex presidente estadounidense arrestado, registrado con toma de huellas dactilares, y posiblemente esposado.
La semana pasada, Trump advirtió de una potencial situación de “muerte y destrucción” si lo acusaban formalmente.
El gran jurado, un órgano que estudia los casos y decide si hay base o no para la celebración de un juicio, ha sido seguido con gran atención mediática desde que hace diez días el propio Trump asegurara que sus 23 miembros iban a confirmar su imputación y acto seguido sería detenido, lo que finalmente no se produjo.
Hasta este miércoles, se creía que el gran jurado pospondría su decisión hasta fines de abril.
Stormy Daniels, actriz y directora de cine para adultos cuyo verdadero nombre es Stephanie Clifford, ha dicho que recibió el dinero a cambio de guardar silencio sobre un encuentro sexual que tuvo con Trump en 2006, que ya estaba casado con su actual esposa, Melania.
Los fiscales federales examinaron el pago de Daniels en 2018, lo que condujo a una sentencia de prisión para Cohen, pero no presentaron cargos contra Trump.
En esa línea, el Wall Street Journal sostiene que el gran jurado ha examinado en sus últimas reuniones -que no son públicas, por lo que su contenido solo se conoce por filtraciones- el segundo caso de la modelo de Playboy.
Karen McDougal, que fue “chica Playboy” del año 1998, asegura que mantuvo una relación sexual con Trump durante diez meses en el año 2006, y llegó a un acuerdo para publicar su historia con The National Enquirer a cambio de 150.000 dólares, pero el diario -cuyo propietario es amigo de Trump- compró su testimonio para ocultarlo.
El detalle es importante, porque significaría que la acusación de Stormy Daniels ya no es aislada y que existe un patrón de conducta por parte de Trump, lo cual hace más factible su culpabilidad.