|| María Moya
Variadas son las batallas que una persona puede librar a diario y cada una entrega todo de sí para superar cualquier reto que se le presente. Los más pequeños, aun a su corta edad, han sido capaces en muchos casos de demostrar la perseverancia y el esfuerzo que pueden dar para salir victoriosos en circunstancias que se consideran extremas.
Las historias de niños que pasan por un proceso de cáncer, pero logran levantarse, curarse y salir adelante, son dignas de admirar y dar a conocer, para que otros se sientan inspirados y tengan en mente que la lucha con determinación, coraje y fe, es el motor de la recuperación.
De igual forma, muchas son las personas que desinteresada y bondadosamente logran aportar un pequeño grano de arena para poder salvar una vida. Tal es el caso de la doctora Alejandra Álvarez, pediatra oncóloga, dueña y fundadora de la Unidad de Oncología Infantil, Oncopedia, una unidad médica especializada en niños diagnosticados con algún tipo de carcinoma, que requieren del tratamiento correspondiente.
Aunque es un centro privado, se caracteriza por abrir sus puertas y atender a pacientes de escasos recursos económicos, que se encuentren con la dificultad de cubrir los insumos necesarios para cumplir el tratamiento en contra de la enfermedad.
De acuerdo con la especialista, los costos no son revelados a los representantes de los niños que reciben las quimioterapias, sin embargo, hay personas encargadas de brindar ayuda monetaria a Oncopedia para cubrir gastos de alquiler, servicios de internet, juegos y alimentación.
“Yo lo que hago es buscar padrinos que financien su tratamiento, para mantener los gastos operativos”, afirmó Álvarez, quien con perseverancia y dedicación logró iniciar en esta desinteresada labor el 6 de abril de 2021, para ayudar a los niños más necesitados.
Entre los tratamientos médicos que les aplican a los infantes están quimioterapias, antibióticos y terapia de soporte.
UNA EVOLUCIÓN SATISFACTORIA
Mayela Galea, madre de uno de estos guerreros, manifestó a El Periodiquito que luego de que su hija Stephania, de nueve años, fue diagnosticada con un tumor maligno, la mejor noticia que pudo haber recibido fue la de saber que la pequeña había entrado en un período de remisión, el cual se define como la atenuación o, incluso desaparición total en el paciente de los signos y síntomas de la enfermedad, bien sea por el tratamiento o de forma espontánea.
“Le salió una pelota en el estómago, cuando fue operada, el resultado de la biopsia salió que era un tumor maligno, un linfoma no Hodgkin tipo Burkin en estadio II”, afirmó la representante sobre el diagnóstico.
Los inicios fueron difíciles, pero de la mano de Oncopedia y con el paso del tiempo lograron una mejoría alentadora en la paciente.
“Nos hablaron de 39 sesiones de quimioterapias, pero por su evolución tan satisfactoria se redujo a 28”.
Pasados tres meses de recibir quimioterapias, el 20 de octubre de 2021 culminó su tratamiento, dando fin así a una dura batalla que abrió las puertas de la recuperación de la pequeña Stephi.
Para la madre, esta fue “la mejor noticia que pudimos recibir, agradecida con Dios siempre por su bondad. Siempre estamos agarradas de su mano”.
Tras más de 10 meses de una intensa y continua aplicación de diversos tipos de fármacos, el pequeño Sebastián pudo tocar campanas, al superar por completo el cáncer de riñón, con tan solo 1 año y 11 meses de edad. De la mano de su madre, de la doctora Álvarez y un gran grupo de personas que estuvieron al pendiente de su evolución, el niño sobrevivió a innumerables bajones de salud que lo afectaron considerablemente durante el proceso. “Iniciamos el pretratamiento de cuatro semanas de quimios antes de la operación, y después fueron 20 semanas más”, afirmó Celeste Reyes, mamá de Sebastián. Aún con la voz quebrada, narró que la fuerte administración de medicinas debilitó en muchas oportunidades a su pequeño, “tanto que llegó a pasar por un shock séptico (infección en todo el cuerpo) y problemas en el hígado”. Pero la fe y la voluntad de allegados y anónimos los ayudó a llegar a puerto seguro, el pasado 8 de julio Sebastián tocó su campana, luego de haber terminado, antes de lo esperado, sus sesiones de quimio, ya que su organismo no toleraba medicamentos más fuertes. Para su madre, fue de “mucho alivio” saber que ya no recibirá más este tipo de tratamientos, “un proceso horrible. Mi bebé logró aguantar mucho y su cuerpo supo decirnos cuándo parar el tratamiento. Ahora seguimos luchando con más fe y más esperanza”. |
POR MÁS VOLUNTADES
El pasado 8 de junio @oncopedia.aa posteó una fotografía del pequeño salón que alberga tanta esperanza, en el que funciona Oncopedia, esa imagen está acompañada por un texto que traduce la satisfacción de un proyecto que se va cristalizando, pero también es un llamado a quienes quieran unirse a ayudar a otros chiquitos a seguir viviendo.
“Después de 1 año y 2 meses en este espacio, comenzando con solo 2 sillones de quimioterapia, ahora tenemos 6 sillones y 1 camilla y esta semana estábamos saturados de trabajo”.
Al final del escrito se lee: “Estamos buscando apoyo de todo tipo, medicinas, alimentos, económico para cubrir gastos operativos, entre otras ayudas. Los niños con cáncer de Oncopedia te necesitan”.
¡Ayudemos a más niños a tocar la campana!