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jueves 18, abril 2024

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Estudio afirma que el cerebro de los gatos está encogiendo… y es por nuestra culpa

Nos hacen compañía, saben cuándo vamos a entrar en casa antes de que lleguemos, se tumban plácidamente en nuestro regazo o nuestros pies, ronronean de placer cuando les acariciamos e incluso pueden comunicarse con nosotros, expresando sus diferentes necesidades con distintos tipos de maullido. Pero el cerebro de los gatos ya no es el que era. Está encogiéndose, haciéndose cada vez más pequeño, y la culpa es totalmente nuestra.

Esa es, precisamente, la conclusión principal de un estudio recién publicado en la revista ‘ Royal Society Open Science’ y llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Viena y el Departamento de Ciencias Naturales de los Museos Nacionales de Escocia. En su artículo, los autores han comparado las medidas craneales (un indicador del tamaño del cerebro) de los gatos domésticos modernos con las de dos de sus ancestros salvajes más cercanos, los gatos monteses africanos (Felis lybica) y europeos (Felis silvestris).

El equipo descubrió que el tamaño del cráneo, y por lo tanto del cerebro, en los gatos domésticos se ha reducido significativamente en los últimos 10.000 años en comparación con el de sus antepasados salvajes.

Lo cual, según los investigadores, no significa necesariamente que nuestro gato casero sea más tonto, por ejemplo, que un gato montés. Lo que sí parece demostrar es que la mansedumbre de los animales domésticos puede haber cambiado la forma en que se desarrollan estos animales. El estudio sugiere que estos cambios podrían empezar cuando el gato es aún un embrión y apenas esté empezando a desarrollar las células de su cresta neural, que solo tienen los vertebrados y que, entre otras cosas, desempeñan un papel clave en el desarrollo del sistema nervioso.

«La selección de la mansedumbre en la domesticación de animales -reza el artículo-, puede haber causado una regulación a la baja en la migración y proliferación de las células de la cresta neural, lo que lleva a una disminución de la excitabilidad y el miedo. Sin embargo, esta regulación a la baja también puede causar cambios correlacionados en la morfología, la respuesta al estrés y el tamaño del cerebro».

En su estudio, los investigadores replicaron varios trabajos anteriores, de las pasadas décadas de 1960 y 1970, en los que ya se establecían comparaciones entre el tamaño de los cráneos de gatos domésticos y salvajes. Sin embargo, algunos de esos estudios solo comparaban a los gatos modernos con el gato montés europeo, que ya no se considera como su antepasado directo.

La investigación actual muestra que el cerebro de los gatos domésticos ha sufrido una sustancial reducción de hasta el 25% en comparación con los gatos monteses africanos y europeos. Los investigadores también examinaron una serie de especies híbridas de gatos salvajes/domesticados, y encontraron que estas medidas craneales encajan perfectamente en la media entre las especies salvajes y domésticas.

La suma de todos estos datos muestra a las claras que la domesticación ha tenido un efecto significativo en la evolución de los gatos durante los últimos miles de años, un fenómeno que también puede observarse en muchas otras especies de animales domesticados. «Los cambios en el volumen craneal -escriben los autores- han sido bien documentados en otras especies domésticas, como conejos, ovejas, perros y muchas más».

Comprender esto aporta una nueva perspectiva no solo a los cambios de desarrollo inducidos por la domesticación, sino también a la conservación de muchas especies salvajes amenazadas por la hibridación con animales domésticos.

 

ABC

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