Es posible que ya las personas sepan que el estrés puede afectar la salud, pero es posible que no se den cuenta de que su estrés y cómo lo manejan, lo están contagiando. El estrés puede extenderse, especialmente, a los seres queridos.
La psicóloga Rosie Shrout, quien es profesora adjunta de Desarrollo Humano y Estudios de la Familia en la Universidad Purdue, Estados Unidos, desarrolló un modelo sobre cómo las parejas y su estrés influyen mutuamente en la salud biológica y psicológica. A través de esa y otras investigaciones, aprendió que la calidad de las relaciones íntimas es crucial para la salud de las personas.
Un ejemplo: el estrés en las relaciones puede alterar los sistemas inmunológico, endocrino y cardiovascular. Un estudio sobre recién casados descubrió que los niveles de hormonas del estrés eran más altos cuando las parejas eran hostiles durante un conflicto. Es decir, cuando eran críticas, sarcásticas, hablaban con un tono desagradable y usaban expresiones faciales agravantes como voltear los ojos.
Asimismo, en otro estudio, las personas en relaciones hostiles tuvieron una cicatrización de heridas más lenta, mayor inflamación, mayor presión arterial y mayores cambios en la frecuencia cardíaca durante el conflicto.
Los hombres de mediana edad y mayores tenían una presión arterial más alta en momentos en que sus esposas informaron un mayor estrés. Y las parejas que sintieron que no estaban siendo atendidas o comprendidas tenían un bienestar pobre y tasas de mortalidad más altas 10 años después en comparación con aquellas que se sentían más cuidadas y apreciadas por sus parejas.
Conflicto y cortisol
El cortisol es una hormona que juega un papel clave en la respuesta del cuerpo al estrés.
El cortisol tiene un ritmo diurno, por lo que sus niveles suelen ser más altos poco después de despertarse. Luego disminuyen gradualmente durante el día. Pero el estrés crónico puede provocar patrones de cortisol pocos saludables, como niveles bajos de cortisol al despertar o que el cortisol no disminuya mucho al final del día.
Estos patrones están asociados a un aumento en el desarrollo de enfermedades y los riesgos de mortalidad.
Shrout junto a sus colegas descubrieron que el conflicto alteraba los niveles de cortisol de las parejas el día que tenían una disputa. Las personas con parejas estresadas que utilizaron comportamientos negativos durante el conflicto tuvieron niveles más altos de cortisol incluso cuatro horas después de que terminó el conflicto.
Manejando el estrés
A continuación tres maneras en que puede reducir el estrés en una relación.
Primero, se debe hablar y validarse mutuamente. Decirle a la pareja que se comprenden sus sentimientos. Hablar de cosas grandes y pequeñas antes de que se intensifiquen.
A veces, las parejas ocultan problemas para protegerse mutuamente, pero esto en realidad puede empeorar las cosas. Compartir los sentimientos y, cuando la pareja comparta a cambio, no interrumpirlas.
Recordar que sentirse cuidado y comprendido por una pareja es bueno para el bienestar emocional y promueve patrones de cortisol más saludables. Estar ahí el uno para el otro y escucharse mutuamente puede tener efectos en la salud de ambor.
Mostrar amor. Esto también reduce el cortisol y puede hacer sentir más feliz a la persona. Un estudio encontró que una relación satisfactoria puede incluso ayudar a mejorar la respuesta a la vacunación.
Recordar que se es parte de un equipo. Pensar en soluciones, ser los animadores de los demás y celebrar juntos las victorias. Las parejas que se unen para afrontar el estrés están más sanas y más satisfechas con sus relaciones.
Dicho esto, también es cierto que a veces estos pasos no son suficientes. Muchas parejas seguirán necesitando ayuda para controlar el estrés y superar las dificultades. La terapia de pareja ayuda a los socios a aprender a comunicarse y resolver conflictos de manera efectiva. Es fundamental ser proactivo y buscar la ayuda de alguien que esté capacitado para lidiar con las dificultades continuas de las relaciones.
Con información de EN