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jueves 18, abril 2024

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Aragüeño que huyó de China por la pandemia, ahora vive una guerra en Ucrania

Oriundo de Maracay, Aragua, a sus 32 años Guillermo jamás imaginó vivir un conflicto bélico en pleno corazón de Europa y mucho menos verse obligado a considerar una tercera migración.

Para Guillermo López han sido pocos los momentos de calma durante las últimas 48 horas. Aunque él y su familia hasta el momento se encuentran bien y a salvo, el miedo, la impotencia y la incertidumbre lo invaden. En 2015 emigró de Venezuela debido a la crisis generalizada. Luego, hace menos de dos años salió de China huyendo de los estragos causados por la pandemia de COVID-19. Ahora está atrapado en Ucrania, en medio de una guerra.

Eran casi las 6:00 a.m. del jueves 24 de febrero cuando su esposa, Julia, lo despertó tras escuchar un pequeño ruido. “Guillermo, comenzaron los ataques”, le dijo. Sin embargo él, incrédulo y todavía somnoliento, se limitó a responderle que se quedara tranquila y que volviera a dormirse. Pero a los pocos minutos un estruendo llegó para anunciar lo que muchos advirtieron y ninguno quiso evitar: Rusia comenzaba a atacar Ucrania con bombardeos en Kiev y otras ciudades.

“Esa segunda explosión fue muy fuerte. Se escuchó lejos, pero la onda expansiva llegó hasta aquí. La sentimos”, manifestó en entrevista con El Carabobeño. Guillermo vive y trabaja como músico en Dnipró, la cuarta ciudad más grande de Ucrania, con casi un millón de habitantes, y una de las primeras atacadas por el ejército ruso.

Su primer proceso migratorio lo hizo hace casi ocho años, cuando se fue de Venezuela a trabajar como músico en China, donde conoció a su esposa. Lo que sería una estadía de seis meses en el país asiático, se convirtió en seis años.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, se mudaron a Ucrania. “A pesar de que soy más venezolano que la arepa, nacido y criado allá, mis hijos y mi esposa son ucranianos, nacieron aquí. Y me da impotencia ver que su tierra está siendo atacada, como también fue atacada la mía, aunque no en la misma escala”, expuso.

Los días, semanas y meses antes del ataque transcurrieron con completa normalidad, al menos para los ciudadanos comunes, explicó Guillermo. Incluso a pesar de las amenazas recientes, cada quien estaba enfocado en sus actividades diarias. A su juicio, los ucranianos se acostumbraron a vivir con la tensión constante entre ambos países, luego de ocho años de un conflicto que inició en 2014, cuando Rusia adhirió a su territorio la península de Crimea, que antes pertenecía a Ucrania.

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