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El presidente estadounidense, Joe Biden, reafirmó ayer su respeto al statu quo de Taiwán en un intento por tranquilizar a China, mientras que su presidente, Xi Jinping, aprovechó para lanzar una dura advertencia a Washington y pedirle que “no juegue con fuego”.
Biden y Xi mantuvieron una llamada telefónica de más de dos horas que la Casa Blanca describió como “directa y honesta”, mientras que el Ministerio de Exteriores chino la calificó de “franca y profunda”.
El Ministerio de Exteriores chino fue el primero en informar del contenido de la conversación, la primera desde marzo y en la que Xi reiteró sus reclamos sobre Taiwán, que Pekín considera parte de su territorio.
Xi, además, rechazó cualquier “injerencia extranjera” pero no hizo ninguna mención al posible viaje a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, el primero de un político estadounidense de ese rango en 25 años después de la visita en 1997 del republicano Newt Gingrich.
Pelosi aún no ha confirmado el viaje, pero China ya ha advertido que responderá con firmeza a una visita que percibe como una amenaza.
“Jugar con fuego hará que tú mismo salgas ardiendo”, avisó el Ministerio de Exteriores en su comunicado, en el que expresó su deseo de que “EE.UU. pueda ver esto claramente”.