El acto central de “In Memoriam 2024” se llevará a cabo el domingo 28 de enero a las 3 pm, en el Teatro del Centro Cultural Chacao, en Caracas, y tendrá una diversa programación hasta el mes de marzo.
“In Memoriam 2024” regresará este mes con un gran acto central protagonizado por la música clásica para recordar a los millones de judíos europeos perseguidos y asesinados por los nazis, sus aliados y colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial. Con el tema “Arte y resiliencia para la libertad”, la programación de este año se llevará a cabo en diversos puntos del territorio nacional hasta el mes de marzo, con actividades diseñadas para promover el respeto de los derechos humanos universales.
La programación de In Memoriam 2024 cuenta con el apoyo de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho (OSGMA) y el Centro Cultural Chacao, así como con el auspicio de Anne Frank Fonds, las misiones diplomáticas en Caracas de Alemania, Italia, España, Polonia y Francia, el Instituto Italiano de Cultura de Caracas, el Consejo General de los Italianos en el Exterior (CGIE), Unión Radio y Centro Venezolano Americano. También colaboran las embajadas de Argentina y el Reino de los Países Bajos, Alcaldía de Chacao, Cultura Chacao, Comisión de Gestión Urbana y Turismo de Chacao, Cinex, Evenpro, Museo Kern-Unión Israelita de Caracas, Comité Venezolano de Yad Vashem, Blancica, We Remember y otras organizaciones locales.
Música para la libertad
El acto central de “In Memoriam 2024” se llevará a cabo el domingo 28 de enero a las 3 pm, en el Teatro del Centro Cultural Chacao, en Caracas, con recorridos guiados por la exposición Testimonios, que reúne relatos de sobrevivientes del Holocausto radicados en Venezuela, y que fueron documentados por la escritora venezolana Jacqueline Goldberg en tres volúmenes bajo el título Exilio a la vida.
A las 4 pm se cerrarán las puertas del teatro para iniciar las intervenciones de los invitados especiales y luego la OSGMA, bajo la dirección del maestro José Ricardo Pacheco, será la protagonista de la velada con la interpretación de un bello repertorio cuidadosamente seleccionado para honrar la memoria de quienes perdieron la vida bajo el horror del nazismo.
Entre otras piezas musicales, se podrá escuchar el tema principal de La lista de Schindler, de la banda sonora escrita por John Williams para la célebre película, una obra inspiradora cuyas melodías evocan la belleza de la vida, la melancolía y el valor de la libertad.
De Gustav Mahler se interpretará Lieder eines fahrenden Gesellen (Canciones de un compañero de viaje), con la intervención del barítono Anderson Piaspam. Los asistentes también podrán escuchar Shelomo, de Ernest Bloch, considerada la más gloriosa de sus composiciones del “ciclo judío” inspiradas en la Biblia, con la participación de Carlos Linares como solista. En esta pieza el solo de violonchelo personifica y le da voz al rey Salomón.
El programa finalizará con el Retrato de Lincoln (Oda al hombre libre), de Aaron Copland, una obra para recordar que no “podemos escapar de la historia”, como dijo el presidente estadounidense en uno de sus discursos citados en la composición. La primera actriz Julie Restifo estará a cargo de la narración.
El locutor, diseñador gráfico y publicista Antonio Vasco será el maestro de ceremonias del acto, en el que se contará con intervenciones del embajador Milos Alcalay y Ruth Capriles, presidente y representante de la Junta Directiva de Espacio Anna Frank, respectivamente; Johannes van Der Vegt, primer secretario de la Embajada de la República Federal de Alemania en Venezuela y Giovanni Umberto De Vito, jefe de misión de la Embajada de Italia en Venezuela.
Las personas podrán disfrutar del concierto, sin ningún costo.
Refugio y esperanza en el arte
Desde los guetos, los campos de concentración y campos de trabajo, muchos de sus habitantes fueron testigos ─cuando no fueron víctimas del horror, de la deshumanización hasta su exterminio─, transformando lo que veían y sentían en arte o documentos para evidenciar la catástrofe.
Hay testimonios de mujeres que para sobreponerse al hambre cocinaban en su imaginación, escribiendo recetas familiares o de la cocina hebrea en cualquier pedazo de papel. Otros prisioneros drenaron, hicieron registros históricos, protestaron y construyeron una cultura para la supervivencia, con la esperanza puesta en recuperar su vida mediante expresiones como la música, el teatro, la escritura, el dibujo o la pintura.
El Museo de Auschwitz, ubicado en el mayor campo de concentración y exterminio nazi, tiene en su colección obras que eran consideradas “ilegales”, que fueron realizadas a escondidas de las SS. Sus autores terminaron en su mayoría en las cámaras de gas. En 1941, en este lugar se creó la orquesta de prisioneros, con el propósito de darle aliento a los cautivos al partir y regresar de los trabajos forzados. La agrupación llegó a tener más de 100 integrantes y ofrecía conciertos durante los fines de semana sin importar el cansancio de las faenas extenuantes. Uno de los prisioneros de aquel centro de muerte fue el tenor italiano Emilio Jani, cuyas memorias son evidencia del arte de la resiliencia con el título Mi voz me salvó.
El pintor esloveno Zoran Mušič sobrevivió al campo de concentración de Dachau, donde realizó más de 100 bocetos de su estancia en el lugar. Entre 1943 y 1944, el italiano Carlo Levi escribió su famosa novela Cristo se detuvo en Éboli, mientras permanecía escondido para evitar ser prisionero de los nazis. El pintor francés Boris Taslitzky pintó en las paredes de las celdas donde estuvo detenido en Francia y cuando fue deportado al campo de concentración de Buchenwald, retrató a sus compañeros de prisión y dibujó las condiciones de vida a las que estaban sometidos.
El llamado “gueto modelo” de Theresienstadt, hoy Terezín, República Checa, en el que los nazis reunieron a una gran cantidad de escritores, intelectuales y artistas, produjo el mayor conjunto de expresiones artísticas. Es considerado un sinónimo de “la música de la Shoá” y también como un “campo de espectáculos”, donde se compusieron y se estrenaron obras musicales en los más variados estilos. Fue el escenario donde se estrenó y se interpretó más de 50 veces Brundibar, la ópera para niños de Hans Krása e interpretada por un coro de infantes recluidos en aquel lugar. Tanto el autor como los chicos fueron aniquilados posteriormente en las cámaras de gas. El músico de jazz alemán Coco Schumann sobrevivió a Terezín y dijo que “la música puede salvarte: si no tu vida, por lo menos el día”.
Otro ejemplo de la efervescencia artística de Terezín fue la labor de la artista de la Bauhaus Friedl Brandeis, quien se dedicó a dar clases de arte a niños de forma clandestina y realizó decorados para las presentaciones infantiles. Antes de ser deportada y asesinada en Auschwitz, dejó dos maletas con cerca de 5.000 dibujos realizados en sus clases, que actualmente se encuentran en el Museo Judío de Praga.
Desde la gran pantalla
El filme parte de la historia de amor entre Antonio, un clarinetista italiano que se muda a Praga y se enamora de una violinista checoslovaca, Martina, durante la Segunda Guerra Mundial. Al poco tiempo la pareja es recluida en el gueto de Terezín, donde sus vidas se entrelazan con las de artistas e intelectuales judíos encarcelados que se sobrepusieron al hostigamiento en sus últimos días, justamente por aferrarse a sus expresiones culturales.
El arte de la supervivencia es una coproducción entre Italia, República Checa y Eslovaquia, con guion de Gabriele Guidi y Ennio Speranza, protagonizada por el actor italiano Mauro Conte y la actriz eslovaca Dominika Moravkova. En el reparto también participan Alessio Boni, Cesare Bocci y Antonia Liskova.
La proyección del filme es abierta a todo público a partir de los 14 años de edad.
Gira cultural
En el recorrido por los estados, el público podrá asistir a las proyecciones de El arte de la supervivencia, recorridos por la exposición Testimonios y participar en coloquios sobre el impacto o trascendencia de la Shoá.
Igualmente, se realizarán encuentros de jóvenes por la coexistencia y recitales con los poemarios No he visto mariposas por aquí, compilado por el Museo Judío de Praga y Las horas negras, de la escritora venezolana Raquel Markus-Finckler.