Liberar las emociones nos ayuda a conocernos mejor y hasta nos permite sentirnos más satisfechos con nosotros mismos. Incluso, cuando nos liberamos de las emociones aprendemos a relacionarnos con los demás y con nosotros mismos.
Sin duda, es imprescindible que todas las personas aprendamos a liberar las emociones porque con ello reducimos el nivel de estrés y ansiedad, y hasta evitamos desarrollar algunas enfermedades.
¿Qué hacer para liberar las emociones?
Algunas de las formas más sencillas es reconocer los sentimientos, trabajar en los traumas, practicar la quietud, hacer movimientos intencionados, desahogarse y actuar con conciencia.
En otras palabras, sin importar lo que estés sintiendo, es imprescindible expresarlo y jamás reprimirlo, recuerda que no hay emociones negativas, y es clave aprender a soltar todo lo que se siente.
Cuando las personas comienzan a expresarse obtienen múltiples beneficios para la salud física y psicológica. Es decir, se sienten más liberados y con menos tensión, además, ganan claridad al no quedarse atrapado en pensamientos.
Recomendaciones
Independientemente de cuáles sean esas emociones por las que atraviesas, expertos indican que una buena manera de liberarte de ellas es:
– Cocinar. Métete a la cocina y prepara un plato para consentirte o invitar a alguien especial. Puedes elaborar desde un sencillo postre hasta un gran almuerzo, si tienes dotes gastronómicos.
– Conversar. No es necesario buscar una terapia; charlar con familiares y amigos te puede ayudar a expresar lo que estás sintiendo y te permite liberarte en un determinado momento.
– Ejercitarse o caminar. Si te gusta entrenar o realizar alguna actividad física, dedícate un tiempo especial para ello y que además te permita desahogarte. Si el deporte no es lo tuyo, caminar al aire libre también ayuda a liberar esa carga de emociones que tengas contenida.
– Escuchar música. Colocar la música te relaja y además te permite incluso bailar y poder expresarte y con ello liberarte de lo que sientes.
– Llorar. A veces no existe nada más liberador que el llanto, por lo tanto, si tienes ganas de llorar, no te reprimas.
