|| Ramón Guillermo Aveledo
Todos deseamos la reactivación de la economía venezolana Queremos y necesitamos que industria, comercio interno y exterior agricultura y ganadería, servicios y finanzas, tecnología y comunicaciones y actividades extractivas con criterio sostenible generen productos y oportunidades para todos. Lograrlo como es imperativo nacional, requiere poner al día con visión de futuro dos servicios públicos esenciales: energía eléctrica y agua.
Electricidad y agua nos interesan no sólo como consumidores finales en el hogar, sino como factores indispensables para dar vigor al músculo económico venezolano y así revertir la tendencia al decrecimiento que viene de un decenio, si bien acentuado por factores internacionales con modesta recuperación parcial pero ostensible el último año que no debería llevarnos a olvidar el esfuerzo de dimensiones colosales que deberemos hacer como sociedad para poner estos servicios esenciales en los niveles propios de la contemporaneidad, tanto para la vida humana como en la atención a los requerimientos de una actividad productiva capaz de satisfacer las necesidades internas y de competir en un mundo cuyos desarrollos apuntan a un contexto crecientemente demandante.
El adjetivo colosal para el esfuerzo no es exagerado. Simplemente coincide con el diagnóstico de los expertos venezolanos más reconocidos, lo estudiado en las universidades o lo dicho por las academias, voces que sería irresponsable desatender, dicho sin perjuicio del respeto que merecen los equipos técnicos y los trabajadores de las corporaciones públicas de una y otra área. Reconocer la realidad es el punto de partida para atenderla y superarla.
Al anotar que este esfuerzo incumbe a toda la sociedad, solo reitero mi convicción profunda de que el patriotismo es más que retórico, concreto, como también lo es el espíritu democrático, compromiso vital con el destino común en perspectiva de dignidad humana.
Ese esfuerzo gigantesco y nacional nos pedirá tino político; decisiones gerenciales públicas acertadas, oportunas y consistentes; respeto a la competencia profesional reconocida; ingentes recursos financieros que ameritan recuperar el crédito internacional de la República, así como condiciones de seguridad que apoyen el interés y confianza de inversionistas reputados bien posicionados que atraigan a sus similares como nos conviene.
Electricidad y agua, agua y electricidad, desafíos para una Venezuela de progreso para todos.
