Las víctimas mortales a consecuencia del terremoto de magnitud 6,3 que sacudió el sábado el oeste de Afganistán, y al que le siguieron varios más, se elevaron este domingo a más de 2.000, mientras los equipos de rescate continúan las labores para ayudar a los afectados, donde hay más de 9.200 heridos.
El portavoz de la Media Luna Roja Afgana, Irfanullah Sharafzoy, declaró en reportes anteriores que la cifra podría aumentar, pues 12 aldeas del distrito de Zinda Jan, epicentro de los temblores, “han quedado completamente destruidas y el personal de la Media Luna Roja Afgana todavía está buscando en la zona y bajo los escombros”.
El documento cifró en 2.100 las personas que han sido desplazadas a la ciudad de Herat,, “donde viven en edificios abandonados”, de acuerdo con la OCHA.
Afganistán sintió el sábado al menos siete temblores. El primero, y de mayor magnitud, ocurrió a las 12.11 hora local a 14 kilómetros de profundidad y a 33 kilómetros de la ciudad de Zindah Jan, en la provincia de Herat, según el Servicio Sismológico de Estados Unidos (USGS).
Le siguieron cuatro réplicas en un lapso de una hora. El cuarto sismo, también de magnitud 6,3, y se registró a unos diez kilómetros de profundidad, a unos 29 kilómetros de Zindah Jan. El servicio de sismología estadounidense reportó otros dos temblores casi una hora después en la provincia de Herat.
Afganistán se encuentra entre los países más propensos a desastres naturales, pues está situado en la cadena montañosa del Hindu Kush, un punto de gran actividad sísmica y habitual punto de origen de movimientos telúricos en la región.
A finales de junio del año pasado un terremoto de magnitud 5,9 en las provincias afganas de Paktika y Khost, fronterizas con Pakistán, provocó la muerte de más de mil personas y unos 1.500 heridos, además de la destrucción de cientos de viviendas.