Rodolfo Gamarra
*** Las fallas en el servicio impiden a muchos ejecutar las actividades diarias, lo que conlleva a la angustia y, en algunos casos, frustración***
Entre los principales problemas que ocupan al colectivo nacional están las constantes interrupciones del servicio eléctrico, sea por fallas o por suspensiones programadas. En la época de la comunicación y el desarrollo tecnológico, la energía juega un papel vital en el trabajo, la producción de bienes y la vida diaria.
La falta de este servicio puede trastornar por completo la cotidianidad, lo que conlleva a la angustia, que genera estrés y puede llegar a la depresión.
“Me levanto a las 4:00 am para hacer el desayuno y adelantar el almuerzo, porque no sé a qué hora quitarán la luz y solo tenemos una cocina eléctrica, por falta de gas doméstico”, contó Isabel Pérez, una ama de casa con tres hijos que confesó vivir angustiada ante los reiterados y prolongados cortes de energía eléctrica.
Sascha Madero, psicólogo clínico de la Sociedad Anticancerosa del estado Aragua (SAEA), aseveró a El Periodiquito que la interrupción de las rutinas diarias debido a los cortes de electricidad tiene un impacto significativo en el bienestar emocional de las personas.
“Estas alteraciones afectan el sueño, crean angustia que llevan a trastornos de insomnio, ansiedad y estrés”.
Además, indicó que se ha notado un aumento en expresiones primarias como rabia, tristeza y nostalgia.
La psicóloga clínico señaló que, basada en la observación de calle y en el entorno laboral, el estrés ha aumentado de forma notable, lo que podría generar otros problemas de salud.
“Los trastornos del estado de ánimo y los procesos de somatización, como la caída del cabello y condiciones de piel, se han vuelto más frecuentes. Estos no sólo afectan la salud física, sino también la autoestima de los individuos”.
Madero mencionó que, aunque no se manejan estadísticas concretas, ha habido un aumento en los problemas psicológicos en la actualidad, lo que subraya la necesidad de realizar estudios para cuantificar el impacto en la población.
¿QUÉ HACER?
En el caso de aquellos que no son conscientes de lo que les está sucediendo, Madero sugirió mantener la calma e invertir el tiempo afectado por suspensiones del servicio eléctrico en actividades placenteras, como el ejercicio o el esparcimiento.
También resaltó la importancia de la hidratación, el uso de protector solar y, para aquellos diagnosticados con trastornos psicológicos, mantener el apoyo de un especialista.
Enfatizó que la actitud es uno de los recursos más importantes para gestionar situaciones fuera del alcance propio.
Aconsejó centrarse en el presente y no preocuparse por eventos futuros inciertos.
“La resiliencia, la capacidad de levantarse ante las dificultades, es clave para superar los problemas actuales”.
A su juicio, la sociedad venezolana enfrenta enormes desafíos en lo que se refiere al tema de la salud mental, exacerbados por problemas como los que se viven con los servicios públicos.
“Es necesario que el estado cree políticas y estrategias a través de las instituciones competentes para proteger la salud emocional de la población del estrés en tiempos de crisis”, aseguró la experta.
¿QUÉ HACE FALTA? (RECUADRO DESTACADO)
Para Alejandro Marín, abogado y trabajador social, hace falta un programa de inversión en la industria eléctrica que cuente con acciones de monitoreo y evaluación para constatar que se está brindando respuesta a las necesidades de los ciudadanos.
En entrevista radial, mencionó que cada vez que hay cortes eléctricos, la señal telefónica de los operadores disponibles suelen fallar en unas zonas más que otras.
“Esto hace que las personas permanezcan incomunicadas durante las horas sin servicio y si cuentan con señal, mantener los datos es costoso”.
Resaltó que para esto se requiere del apoyo de un equipo multisectorial y de personas que efectúen los pasos correctos para chequear el estatus de la industria eléctrica en el país.
Fotos Rodolfo Gamarra / Cortesía
Foto 1: La cotidianidad de la familia resulta alterada con las fallas en el servicio
Foto 2: Sascha Madero, psicólogo clínico, habló sobre el aumento del estrés
