Marc Gauthier, un arquitecto francés de 63 años que tenía una discapacidad de 95 % por la enfermedad de Parkinson, puede volver a caminar con normalidad sin caerse gracias a un dispositivo implantado en su médula espinal que le permite controlar de nuevo los músculos de las piernas.
La neuroprótesis, que le fue implantada hace dos años en la región lumbar, aplica una estimulación eléctrica a las neuronas que activan los músculos de la marcha.
Ha sido desarrollada por el grupo del neurocientífico Grégoire Courtine y la neurocirujana Jocelyne Bloch en Lausana (Suiza), que anteriormente han aplicado la misma técnica a personas con lesión medular para que puedan volver a caminar.
Los investigadores han presentado los resultados obtenidos con Marc Gauthier en la revista Nature Medicine.
“Estamos colaborando con la compañía Onward Medical para convertir [esta tecnología] en una terapia que se pueda aplicar a gran escala”, ha declarado en rueda de prensa Grégoire Courtine, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Epfl).
Se caía cinco o seis veces al día y ya no salía de casa; ahora vuelve a hacer vida normal.
La técnica ya se ha aplicado a un segundo paciente con Parkinson. “Ha mejorado, pero tenemos que esperar” para valorar los resultados, ha informado el neuroingeniero español Eduardo Martín Moraud, del hospital Universitario de Lausana, que ha tenido un papel destacado en la investigación.
Otros seis voluntarios participarán en un ensayo clínico que está previsto iniciar en el primer trimestre de 2024 con financiación de la Fundación Michael J. Fox, que aportará un millón de dólares al proyecto.
Después, si los resultados son positivos como se espera, se realizará un gran ensayo clínico para comprobar la eficacia de la técnica en una muestra amplia de pacientes.
A Marc Gauthier se le diagnosticó la enfermedad de Parkinson cuando tenía 36 años.
A los 43 le implantaron electrodos en el cerebro para aplicarle estimulación cerebral profunda, con lo que inicialmente sus síntomas mejoraron. También recibe tratamiento farmacológico para aumentar los niveles en el cerebro de dopamina, el neurotransmisor más afectado en el parkinson.
Pese al avance de la enfermedad, continuó su carrera de arquitecto y fue alcalde durante doce años de Saint Michel de Rieufret, a 30 kilómetros de Burdeos. Pero llegó un punto en que “me costaba caminar, subir escaleras o levantarme de una silla; me caía cinco o seis veces al día”, por lo que “me quedaba en casa”, ha declarado en la rueda de prensa.
“Tuve que dejar de trabajar hace tres años”, reveló.
Las dificultades para caminar afectan al 90 % de las personas con Parkinson en fases avanzadas de la enfermedad a pesar del tratamiento farmacológico y de la estimulación cerebral profunda con electrodos.
Pero, según Courtine y Bloch, este es precisamente el tipo de problema que se podrá aliviar estimulando directamente la médula espinal.
En el primer trimestre de 2024 se iniciará un ensayo clínico para evaluar la eficacia del tratamiento.
Antes de ensayar la técnica en personas, la ensayaron en macacos que desarrollan un trastorno similar al Parkinson. Los animales superaron rápidamente sus problemas de marcha y de falta de equilibrio cuando les implantaron las neuroprótesis.
Para aplicarla a Marc Gauthier, los investigadores analizaron primero cómo era su problema de locomoción, ya que los detalles varían según cada persona y por lo tanto la estimulación de la médula debe ser personalizada.
Sus piernas se movían de manera asimétrica y sufría congelación de la marcha, uno de los problemas más debilitantes del Parkinson, en que los pies no responden a la voluntad de avanzar.
La neuroprótesis que le implantaron estimula fibras nerviosas que activan músculos específicos de las piernas, por lo que “podemos corregir déficits concretos”, explica Courtine.
“Le estimulamos más una pierna que la otra para tener más simetría. También es importante estimular en el momento correcto para reproducir el funcionamiento natural de la médula espinal”.
Los investigadores colaboran con la compañía Onward Medical para aplicar la terapia a gran escala
Marc Gauthier, quien describe la experiencia como “un renacimiento”, empezó a caminar mejor desde el primer día que le implantaron la neuroprótesis.
Continuó mejorando en las semanas siguientes, en que recibió un tratamiento de rehabilitación y fisioterapia.
“Pude volver a salir a la calle solo y a hacer cosas que no podía hacer, como entrar en una tienda”, explica. Dos años después de recibir el implante, “no tengo congelación de la marcha; puedo caminar con confianza y mi calidad de vida ha mejorado”.
“Tiene pleno control de sus movimientos. Potenciamos su capacidad natural de caminar. En ningún momento está controlado por la máquina”, explica Eduardo Martín Moraud.
La Fundación Michael J. Fox ha aportado un millón de euros al proyecto
La neuroestimulación de la médula no sustituye a las otras terapias del Parkinson sino que las complementa, destacan los investigadores.
Marc Gauthier sigue recibiendo tratamiento farmacológico y estimulación cerebral profunda con electrodos, que son eficaces para aliviar algunos de los síntomas de la enfermedad pero no para las alteraciones de la marcha.
Estimular la médula, por el contrario, mejora la locomoción pero no influye en el déficit de dopamina que afecta al cerebro.
“No curamos el Parkinson”, ha aclarado Courtine. Pero “es la primera vez que observo una mejora extraordinaria de déficits de la marcha debidos al Parkinson”, ha añadido Bloch, del hospital Universitario de Lausana, que lleva más de veinte años tratando a pacientes con la enfermedad.