¿Por qué está prohibida la comercialización de musgos?

|| Rodolfo Gamarra

En Venezuela la extracción está sancionada por la ley Penal del Ambiente, vigente desde el 2012, pero se ejecuta de forma ilegal en algunas regiones

Los musgos son plantas pequeñas que crecen en forma de alfombras sobre el suelo o el humus de los bosques, de gran valor ecológico. Sin embargo, cada año, a escala global, se extraen toneladas para adornar los tradicionales pesebres por la Navidad, lo que afecta el equilibrio de los ecosistemas.

Los musgos tienen un ciclo de vida complejo. Se originaron hace unos 480 millones de años y fueron las primeras plantas que colonizaron el ambiente terrestre.

En Venezuela, se han estudiado 509 ejemplares de la división Bryophyta, que conformaron 194 especies de musgos agrupadas en 98 géneros y 35 familias. Estas se encuentran en su mayoría en el Parque Nacional Henri Pittier.

Enrique García, miembro del grupo ecológico “Sembramos Todos”, resaltó que los musgos cumplen funciones ecológicas muy importantes, como retener agua, favorecer la infiltración de la lluvia y disminuir la erosión del suelo.

Agregó que mantienen la humedad atmosférica, proporcionan nutrientes a otras plantas, sirven de sustrato para la germinación de semillas y como refugio de organismos pequeños.

“Además, se encargan de acumular sustancias que exceden su concentración en el ambiente, como metales pesados y sirven de bioindicadores de la calidad del aire, ya que son sensibles a los contaminantes atmosféricos”.

Sin embargo, resaltó que estos beneficios son amenazados por el saqueo de musgos que se ejecuta cada año para la temporada navideña, que puede llegar a 50 toneladas en un sólo año, según estudios realizados en países como México, que tienen la tradición del pesebre.

En Venezuela la extracción está sancionada por la Ley Penal del Ambiente, vigente desde 2012, pero se ejecuta de forma ilegal en algunas regiones.

La sustracción de estas especies implica la pérdida de nutrientes, erosión del suelo, disminución de la recarga de los mantos freáticos, aumento de la temperatura de los arroyos, desaparición de la fauna asociada y dificultad para su regeneración, ya que crecen con mucha lentitud.

García enfatizó que la protección y conservación de los musgos es responsabilidad de todos los habitantes del país, sin demérito de sus tradiciones y costumbres.

Sugirió que en los nacimientos se usen otros materiales, como aserrín, que no afecten el equilibrio ecológico, tal como ocurre en el centro de Maracay, donde los vendedores no comercializan esta especie, sino que ofrecen otras alternativas para quienes buscan adornar los pesebres.