Pedro Montoya: Un escultor aragüeño con transcendencia nacional

|| Luis Chunga

Una gallina de tres metros de altura será la imagen reluciente de una conocida empresa

El reconocido escultor aragüeño Pedro Rafael Montoya Pacheco, cuya obra emblemática “Toro Cumaco”, terminó de abrirle las puertas, tiene la esperanza que algún día construirá una estructura muy grande de Simón Bolívar, que represente la libertad.

Admira y le fascina las pinturas de Santos Michelena, Miguel Ángel, y todo lo relacionado con la mitología griega.

Recuerda que desde pequeño siempre fue atraído por las artes plásticas, incluso sus primeras “obras” en la escuela fueron hechas en plastilina y lo sorprendente es que representaban imágenes de caballos, vacas, toros y gallinas, con los que ganaba los concursos de pintura en la escuela.

“De muchacho todo lo relacionaba con el ambiente llanero donde me crie, fui ordeñador, coleador, criador y amansador de caballos, eso era mi pasión, me encantaba la faena llanera”.

Esa ruta lo convirtió en un intelectual del arte y le agregó una nueva faceta a su vida al trabajar como tornero, matricero, soldador, templador de hierro y hacer el arte en bronce y estampas.

UNA OBRA EMBLEMÁTICA

Con la humildad que lo caracteriza, Montoya dice que ha elaborado varias obras que se encuentran en plazas de diferentes estados del país, con lo que comienza a posicionarse como uno de los mejores escultores del país.

 “Reconozco que mi primera obra emblemática fue el Toro Cumaco”, el mismo que se impone en la entrada de la facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Central de Venezuela, campus Maracay.

“Es indescriptible la emoción que siento cuando ves que tu arte es valorado y comentado positivamente, pensé que había hecho cosas buenas en el pasado, pero “Cumaco” es lo mejor”.

Esta emblemática obra es una pieza que supera los 4 metros de altura, con un peso que oscila entre las 4 y 5 toneladas. Está fabricada con troqueles de hierro forjado e inspirada en los ejemplare más imponentes de la facultad.

“Es un símbolo de fortaleza ante la adversidad, una idea original del Profesor Ricardo Betancourt y que expresa la esencia de nuestra universidad”, publicó la cuenta oficial de la facultad el pasado mes de septiembre cuando recibieron la escultura.

“NO CAIGO EN EL EGO”

Algo que sorprendió al escultor, fue que de la noche a la mañana políticos del país llegaron hasta su taller para ofrecerle muchos proyectos.

“Mi alma y espíritu es artístico, me resisto a llenar un ego superficial, es por eso que rechazo ofertas políticas, pero no los proyectos de trabajo”.

Resaltó que en su taller desordenado y lleno de hierro trabaja en familia, junto a su esposa e hijo, lo que le permite mantenerse en sintonía con la esencia de sus raíces.

“Me mantengo tal como soy, eso me permite trabajar bien mis maquetas y diseños, luego de meses se ve el fruto de nuestro trabajo, el triunfo es de todos”.