El Inter Miami es el equipo de moda. Va último de la Conferencia Este de la MLS, pero el precio de las entradas de su próximo partido se ha disparado y va a añadir 3.200 asientos a su estadio de 18.000. El motivo tiene nombre y apellido: Lionel Messi.
La llegada de la estrella argentina a Florida promete revolucionar la liga de fútbol estadounidense y ha desatado la ilusión de los aficionados en Miami, donde viven numerosos latinoamericanos.
El pasado martes, cuanto aterrizó a las afueras de la ciudad, cerca de su futuro estadio, una veintena de hinchas lo aguardaban a pleno sol con una pancarta donde se leía: “Te estamos esperando ‘Messias'”.
Cantaron, corearon el nombre de su ídolo, y aunque el astro no apareció, estaban felices de tenerlo cerca.
“Me siento muy bien porque sé que, si no lo veo ahora, lo voy a ver en una hora, la semana que viene o en 10 días. Estamos acá siempre a full con él”, dijo Ariel González, de 56 años.
Messi, de 36 años, sorprendió al mundo del fútbol el 7 de junio, cuando anunció su fichaje por el Inter Miami, descartando así una oferta del adinerado fútbol saudita y un retorno a su equipo del alma, el Barcelona.
Desde entonces sus seguidores en Miami cuentan los días para su estreno, probablemente el 21 de julio en la Leagues Cup, un torneo del verano boreal donde compiten los equipos de la MLS y la liga mexicana.
El Inter Miami, copropiedad de David Beckham, se frota las manos ante la oportunidad de contar con Messi entre sus filas y ya ha podido comprobar el enorme interés generado por el siete veces Balón de Oro.
El equipo, que ha anunciado otros fichajes de renombre como el entrenador argentino Gerardo “Tata” Martino o el exinternacional español Sergio Busquets, quiere aprovechar el impulso y ya ha anunciado una ampliación del estadio DRV PNK. En Miami, la “Messimanía” no ha hecho más que empezar.