El Vaticano emitió un documento en el que reitera la prohibición a los católicos a formar parte de grupos masones. El texto lo firmó el cardenal Víctor Fernández y lo aprobó el Papa Francisco.
Este escrito llegó como respuesta a la preocupación expresada por monseñor Julito Cortés, obispo de Dumanguete en Filipinas.
“Después de explicar con preocupación la situación de su diócesis, debido al continuo aumento del número de miembros de la masonería, [Monseñor Cortés] pidió sugerencias sobre cómo afrontar adecuadamente esta realidad desde el punto de vista pastoral, teniendo también en cuenta las implicaciones doctrinales” de la situación.
En este sentido, señaló que el Vaticano desplegará una estrategia coordinada a través de los obispos en contra de esta tendencia. El cardenal explicó que tendrán dos enfoques.
El primero será abordar la cuestión a nivel doctrinal: el dicasterio reitera que “la pertenencia activa a la masonería por parte de un fiel está prohibida, debido a la irreconciliabilidad entre la doctrina católica y la masonería (cf. la Declaración de 1983 de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre las Asociaciones Masónicas, y las Directrices publicadas por la Conferencia Episcopal en 2003).
Por lo tanto, “aquellos que formalmente y a sabiendas son miembros de logias masónicas y han abrazado los principios masónicos están sujetos a las disposiciones de la Declaración antes mencionada. Estas medidas también se aplican a cualquier clérigo inscrito en la masonería”, dijo en declaraciones recogidas por el Noticiero del Vaticano.
El segundo enfoque se refiere a la respuesta pastoral: el dicasterio sugiere que los obispos filipinos emprendan “una catequesis popular en todas las parroquias sobre las razones de la irreconciliabilidad entre la fe católica y la masonería”. También se pide a los obispos de Filipinas que consideren si deberían hacer un pronunciamiento público sobre este tema.
La declaración de noviembre de 1983 se publicó poco antes de que entrara en vigor el nuevo Código de Derecho Canónico. El CIC de 1983 reemplazó al Código de Derecho Canónico publicado en 1917. Entre las novedades estaba la ausencia de una condena explícita de la masonería y de la excomunión de quienes estaban afiliados a ella. Ambos habían estado presentes en el Código anterior.
La Declaración, firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger y el secretario de la Congregación, el arzobispo Jérôme Hamer, y aprobada por Juan Pablo II, reiteró que los católicos afiliados a logias masónicas se encuentran “en un estado de pecado grave”.
|| Con información de El Público TV