Los responsables buscaban fallecidos que no tuvieran familiares, principalmente extranjeros o personas que tuvieran condiciones de vida precarias, para asegurar que no se hiciera ningún reclamo ni seguimiento.
La Policía Nacional de España ha desarticulado este lunes a un grupo criminal que se dedicaba a falsificar documentación para poder retirar cadáveres de hospitales y residencias geriátricas en la ciudad de Valencia, y después venderlos a universidades para su estudio.
Los responsables de una funeraria, junto a dos de sus trabajadores, llevaban a cabo el negocio ilícito. Buscaban fallecidos que no tuvieran familiares, principalmente extranjeros o personas que tuvieran condiciones de vida precarias, para asegurar que no se hiciera ningún reclamo ni seguimiento de las donaciones.
Donaciones falsas
De acuerdo con el informe de la Policía, la investigación comenzó desde principios del año pasado, después de que las autoridades tuvieran conocimiento de que se había retirado de forma irregular el cadáver de un fallecido de la morgue de un hospital por parte de una funeraria, para lo que se habría realizado falsificaciones en la documentación.
Los investigadores comprobaron que los dos trabajadores de la funeraria se apoderaron del cuerpo después de haber realizado falsificaciones en el libro de registro, y lo habrían trasladado a una universidad para ser estudiado en lugar de haberle dado sepultura. El fallecido debería haber sido enterrado en un sepelio de beneficencia en su localidad de residencia. Sin embargo, fue vendido por casi 1.300 dólares sin consentimiento.
Asimismo, los agentes descubrieron un caso similar con un cuerpo que se encontraba en una residencia geriátrica. Según los documentos, tres días antes de fallecer, el hombre había autorizado la donación de su cuerpo. Sin embargo, se descubrió que el fallecido sufría de un deterioro cognitivo severo, que le hubiera impedido entender lo que suponía la donación.
Cremaciones irregulares
Por otra parte, los investigadores encontraron que en la funeraria también se producían irregularidades con las incineraciones de los cuerpos que habían sido supuestamente donados. En una ocasión, la funeraria cobró más de 5.400 dólares a una universidad para hacerse cargo de las incineraciones de 11 cuerpos, después de que hubieran finalizado los estudios, pese a que las cremaciones no aparecían reflejadas en ninguna incineradora de la ciudad.
Al parecer, el grupo criminal aprovechaba la disección y desmembramiento de los cuerpos para introducirlos en los féretros de otros difuntos y realizar en una sola incineración la cremación de varios cuerpos.
Con información de Globovisión